Como cualquier mujer amante de las mascotas, la señora tenía ganas de comprarse un perrito. A Wang, nacida en China, le gustaba una raza curiosa: Spitz. Este tipo de perro se caracteriza por tener un pelaje intenso de dos capas, que le sirve para protegerse del clima.
Claro, esa característica física hace que el can sea similar a un zorro. También presenta orejas levantadas y puntiagudas, como también una cola larga igual a la del mamífero.
La señora Wang contó que su supuesto perro tenía comportamientos extraños.
Con mucha emoción, Wang adquirió su mascota por 190 dólares. Y la llevó a su casa para convertirla en un nuevo integrante. Pero al poco tiempo comenzó a ver que el animal se comportaba de una manera extraña.
En principio, el «perro» no ladraba nunca. Tampoco quería la comida balanceada que le daban y sentía una especial atracción por el pollo. Además, cuando la dueña lo paseaba, otros perros se alejaban, le tenían miedo.
El animal sintió una especial atracción por el pollo. Y no comió alimento balanceado.
«Otras mascotas estaban muy asustadas, por eso no le podía sacar la correa», declaró la señora al canal de TV chino Shanix Network. Ante todos esos tips, la sospecha de Wang fue en ascenso. Y decidió llevar a su animal a un veterinario.
El engaño terminó mal para la señora: debió entregar su mascota a un zoológico.
Allí, lamentablemente para ella, le dieron una triste noticia. En realidad, la habían engañado: le vendieron un zorro en lugar de un perro. Y, como se trataba de un mamífero salvaje y agresivo, debió entregarlo a la fuerza a un zoológico.
Fuente: Clarín