En vísperas de un crucial encuentro con el Papa , que comienza hoy y durará hasta el jueves, los obispos chilenos se mostraron ayer dolidos y dispuestos a escuchar y aceptar cualquier medida que tomará su jefe máximo.
Estos dos prelados hablaron en nombre de los 34 obispos convocados por Francisco. Entre ellos se encuentra el de Osorno, Juan Barros, que en un principio fue defendido por el Papa de las acusaciones de haber encubierto al sacerdote Fernando Karadima, condenado por pedofilia en 2011 por el Vaticano. Su caso fue el detonante de la intervención directa de Francisco en la Iglesia chilena y destapó una virtual caja de Pandora. El encuentro con los obispos chilenos es considerado clave en el pontificado de Francisco, ya que se juega su credibilidad en cuanto al escándalo de los abusos .
En una carta que el Papa envió a los obispos el 8 de abril pasado, escrita después de leer el informe realizado por el arzobispo Charles Scicluna, máximo experto en pedofilia y enviado en misión especial a Chile, el Papa constató graves abusos sexuales, de poder y de conciencia en la Iglesia chilena, pidió perdón y «admitió haber incurrido en graves equivocaciones de percepción de la situación». En esa misiva también convocó a los obispos a discernir juntos «medidas de corto, medio y largo plazo para reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia».
«Dolor porque hay víctimas de abusos y eso nos causa profundo dolor, y vergüenza porque los abusos en ambientes eclesiales nunca deberían haber ocurrido», dijo Ramos. Los obispos reconocieron errores y afirmaron estar abiertos a escuchar al Santo Padre con «máxima disponibilidad y espíritu de humildad» y a «discernir junto a él el largo proceso sinodal» a tomarse. «Tenemos la esperanza de que estos encuentros nos permitan enfrentar asuntos graves, con espíritu de renovación y cambio», dijeron.
En una conferencia de prensa muy concurrida en una sala de la Radio Vaticana, negaron que algunos obispos ya hubieran presentado su renuncia. Pero admitieron que es posible que haya varias en el futuro. Se habla de la salida de al menos diez prelados. «Se abren muchos escenarios, es un momento complejo», admitieron. «El Papa debe tener sus ideas y vamos a respetar lo que él diga, pero no podemos hacer comentarios porque solo el Papa destituye obispos», dijeron. Preguntados por qué la Iglesia chilena no actuó antes, sino que fue necesaria una investigación del Papa, sorprendieron al decir que «probablemente el Santo Padre tiene más información que nosotros».
González, prelado del Opus Dei famoso por haber sido un férreo defensor de Barros, también sorprendió al decir que había estado cerca de este cuestionado obispo porque «estaba muy solo». «Lo hice como obra de caridad», explicó.
Ante una pregunta de LA NACION sobre el hecho de que el cardenal Francisco Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago y acusado recientemente por tres víctimas de haber sido el «encubridor máximo» de la Iglesia chilena, parecieron respaldarlo. «Comprendo que una víctima que ha sufrido pueda decir eso, comprendo esas reacciones, pero hay que tener cuidado al hacer esos juicios de valor», dijo González.
A los periodistas chilenos que viajaron les llamó la atención que los obispos afirmaran, una y otra vez, que «lo central son las víctimas». De hecho, Juan Carlos Cruz, una de las víctimas más emblemáticas de Karadima que fue invitado recientemente al Vaticano por el Papa, en un tuit comentó: «Curioso el obispo González, que en conferencia de prensa dice que se ha entrevistado con muchas víctimas y conoce a los que recibió el Santo Padre… y yo que no lo he visto en mi vida. La verdad según los obispos de Chile es bien distinta a la que vivimos todos».
Fuente: Infobae