Luciano Tafetani, coordinador de la consultora Ultracine, indicó que, con 42.245.000 de entradas vendidas, “en muchos aspectos, 2011 fue un gran año para el cine que se explica a partir de la mejora de la situación económica de la población”.
“El incremento en el Producto Bruto Interno (PBI) genera una inyección de nuevos espectadores porque los ciudadanos pueden gastar más en esparcimiento”, abundó Tafetani.
El especialista hizo hincapié en lo económico porque “la tendencia de aumento de la taquilla se dio a nivel regional y acompañó los números macro que se registran en toda Latinoamérica” y también tomando en cuenta que “no hubo una película excluyente que liderara en todos los países”.
A nivel local, el título más rendidor resultó Cars 2, que aquí expendió 2.051.211 localidades y superó a poderosas propuestas como Piratas del Caribe: navegando aguas misteriosas (1.929.457) y Harry Potter y las reliquias de la muerte-parte 2 (1.823.869), que completaron el podio de las favoritas.
Otros largometrajes con presencia destacada en las boleterías argentinas fueron Río (1.649.198), Enredados (1.622.412), Kung Fu Panda 2 (1.604.438), Los Pitufos (1.320.781) y Transformers: el lado oscuro de la luna (1.275.827).
En el repaso de los números cinematográficos de 2010, Tafetani lamentó que “las películas argentinas no tuvieran la misma suerte. Y si bien mantuvo los 3.200.000 espectadores, no acompañó el crecimiento general de la taquilla”.
Dentro de ese panorama, el largometraje más rendidor resultó Un cuento chino, de Sebastián Borensztein y con protagónico de Ricardo Darín, que reunió a 905.851 espectadores y superó ampliamente a sus dos más inmediatos perseguidores: Viudas, de Marcos Carnevale, con Graciela Borges y Valeria Bertuccelli (392.298), y Mi primera boda, de Ariel Winograd, con Natalia Oreiro y Daniel Hendler (299.601).