Iguacel encarará una profunda reforma en la política nuclear y busca generar confianza en el exterior

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Generar confianza en el exterior para atraer más inversores y emprender una profunda reforma en la política nuclear de la Argentina. Sobre estas dos directrices empezó a trabajar en estos días el flamante ministro de Energía Javier Iguacel para apuntar a un objetivo concreto: mostrar cambios inmediatos y mejorar la imagen de ese complejo ministerio tras la salida de Juan José Aranguren.

En los últimos cuatro días Iguacel viajó a Washington, se reunió con todo el plantel del Ministerio de Energía y trasladó al presidente Mauricio Macri su plan de acción con medidas concretas.

El viaje relámpago de Iguacel a Estados Unidos sirvió para reunirse con su par de Energía de la administración de Donald Trump, Rick Perry y para mostrar a los inversores norteamericanos del área del petróleo que la política energética de la Argentina no se modificará tras la salida de Aranguren.

Por el contrario, Iguacel deslizó que en adelante profundizará el plan de promoción de inversiones, adelantará los programas de inversión a largo plazo de Vaca Muerta y dejó en claro que el año que viene no habrá demasiados retoques en el esquema tarifario argentino.

Según confiaron a Infobae fuentes del gobierno argentino, la reunión de Iguacel con Perry fue «muy positiva» y dejó «mucha expectativa hacia el futuro». El flamante ministro de Energía llegó a Washington por consejo del embajador argentino en Estados Unidos Fernando Oris de Roa con el fin de despejar las dudas que había generado la salida de Aranguren.

Además, Iguacel coincidió en Washington con Rafael Grossi, el embajador en Viena y miembro de la Organización del Tratado de No Proliferación Nuclear, con quien compartió parte del plan de reformas que quiere llevar adelante en el área de energía nuclear en la Argentina.

«Argentina deber resolver el futuro de sus centrales nucleares y su política nuclear», dijo a Infobae un funcionario que se cruzó con Iguacel en el viaje por Estados Unidos. Allí, el ministro de Energía trazó algunos de las ideas de la reforma que quiere llevar adelante con el subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano.

En el plan que le planteó Gadano a Iguacel y que el flamante ministro comparte está prevista una reforma estructural para poner el foco en la investigación, desarrollo e innovación a la política de energía nuclear del gobierno en la que Aranguren no había puesto tanto énfasis en su paso por el Ministerio de Energía.

De esta manera, se prevé que la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) lleve adelante un programa de innovación como el que tuvo en los años 60, 70 y 80. Entre los ejes de esta reforma en la CNEA se buscaría cambiar la actual estructura, para que sea «más liviana, más flexible y pueda cambiar los temas que trabaja con rapidez que es esencial en ciencia y tecnología», detalló un funcionario del gobierno.

Además, Iguacel avalaría la idea que le llevó Gadano de convertir a la CNEA en una estructura más asociada a un instituto de tipo privado, pero de propiedad estatal. Se buscaría, así, un subsidio base para financiar la estructura y el resto de los fondos estarían ligados a cada proyecto en particular.

En este sentido, se trabaja sobre la idea de haya en la política de energía nuclear del gobierno el aporte del Estado nacional pero también de las provincias, los municipios o el sector privado.

Por otro lado, el esquema que evalúa el Ministerio de Energía para la CNEA es el de cambiar la estructura de recursos humanos. Actualmente es un organismo con poca flexibilidad, tiene mucha gente a la que se le paga poco. Para eso se prevé una discusión sobre la capacidad interna del personal.  Iguacel buscaría darle autonomía a este organismo vector de la energía nuclear en la Argentina para que las autoridades de la propia CNEA puedan tener un monto de dinero y decidir libremente aunque dentro de la ley cuánta gente quieren tener y cuánto quieren pagarle. Dentro de sus recursos, se tratará de poner los incentivos para que se tomen decisiones a la vez eficientes y responsables.
Al mismo tiempo, fuentes calificadas del Ministerio de Energía dijeron a Infobae que la idea es que la CNEA deje de ser exclusivamente nuclear. «Debe transformarse en la institución pública focalizada en la ciencia y tecnología aplicada a la energía. La Argentina tiene la oportunidad de ser uno de los protagonistas de la revolución energética del Siglo XXI, y la CNEA debe acompañar eso», dijo un funcionario.

La intención de esta reforma profunda de la CNEA es que haya un empoderamiento a las autoridades de ese organismo internamente, y a la vez, aumentar la responsabilidad de ésta frente al gobierno. Igualcel y Gadano evalúan una eventual  reducción drástica de la estructura gerencial de la CNEA. Para así darle más poder de decisión a las autoridades en cuanto al manejo de los fondos y crear un Directorio cuyos miembros los pone el gobierno.

En esta misma línea del plan de reformas se analiza focalizar la política de energía nuclear en inversión y desarrollo para dejar de distraer su atención en actividades y plantas industriales tecnológicamente amortizadas. Los grandes proyectos podrían ser transferidos a empresas del Estado o incluso a la inversión privada. «Los fondos públicos deben estar en la innovación y la frontera tecnológica. No deben competir con la inversión privada», explicó un funcionario cercano a Iguacel.

Respecto de la Nucleoeléctrica Argentina S.A (NASA), que es una empresa generadora de energía eléctrica, donde el Estado tiene el 79% de las acciones y es la operadora de las centrales nucleares hay una idea en carpeta: la intención del nuevo ministro sería volver a su foco de atención para la generación de energía eléctrica.

Así, desde el Ministerio de Energía destacaron que la NASA no tiene que hacer actividades de ingeniería ya que hay otras empresas que lo hacen mucho mejor, como por ejemplo el INVAP. En esa línea, todo el año pasado se trabajó en una tarifa sustentable para la NASA, que reconozca el carácter de la generación nuclear. Ahora se piensa que con esa tarifa se puede financiar la inversión del sector.

De esta manera, los nuevos planes de Iguacel prevén que NASA o la CNEA no dependen más del Tesoro nacional para lo que se está trabajando en generar un marco legal.

Por último, la nueva administración en el ministerio de Energía evalúa hacer una gran apuesta tecnológica con el CAREM que es un tipo de reactor ideal para el abastecimiento.

Es que la generación nuclear enfrenta dos grandes problemas: mucha inversión inicial y largos tiempos de construcción. En el gobierno creen que si eso no cambia, no tiene futuro.

Así, los reactores modulares pequeños como el CAREM son una respuesta a esos problemas: es decir, menos inversión inicial y menos tiempo de construcción.

Por otra parte, Iguacel está analizando una revisión de los recursos para el sector nuclear. Este año se destinarán unos 16.500 millones de pesos (sin contar los 11000 millones que recibe NASA por tarifas, o los recursos que entran por exportaciones). Esto es sólo de recursos del Tesoro. Ante ello la gran pregunta que se hacen en el Ministerio de Energía es: «cómo podemos devolver mejor en logros lo que nos dan».

El presidente Macri decidió postergar para más adelante el proyecto de construcción de una central nuclear con financiamiento de China. Lo hizo por un tema de recorte de gastos. Ahora Iguacel se enfrentará a la compleja tarea de redefinir la política energética de la Argentina con pocos gastos y mayor apuesta en la generación de recursos propios.

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