«Personas comunes, en sus rutinas diarias, son expuestas a tóxicas aplicaciones de pesticidas que ocurren con frecuencia en las proximidades de sus casas, escuelas y locales de trabajo», denuncia la ONG en el informe, titulado «Usted no quiere respirar más veneno».
Para la elaboración del estudio, HRW entrevistó en el último año a 73 personas en siete zonas rurales del país que reconocieron, algunos de ellos amenazados por grandes productores agrícolas, haber sufrido los síntomas provocados por una «intoxicación aguda».
Los síntomas relatados son, por lo general, náuseas, vómitos, frecuencia cardíaca elevada, sudoración, dolor de cabeza y atontamiento.
Sin embargo, la exposición crónica a pesticidas también está asociada a la infertilidad, malformación fetal y cáncer, entre otros problema graves de salud.
Uno de los casos recogidos en el informe es el de una escuela rural en el estado de Mato Grosso (centro-oeste), el mayor productor de granos de Brasil, situada a pocos metros de diversas plantaciones.
«Comencé a vomitar varias veces, vomité todo lo que tenía en el estómago y continué con ansia. Las clases fueron canceladas para todo el mundo y yo me fui para casa», narra Carina, una estudiante adulta de este colegio víctima de la fumigación indiscriminada.
En el vecino estado de Mato Grosso do Sul, una comunidad formada por varios cientos de indígenas Guarani-Kaiowá, localizada a unos 50 metros de un cultivo de soja y maíz, también denunciaron haber sufrido diferentes episodios por intoxicación causados tanto por fumigación área como terrestre.
Situaciones parecidas describen los habitantes de «quilombos», como se conoce a las comunidades en las que se establecieron los negros que huyeron de la esclavitud, en el estado de Minas Gerais (sudeste).
HWR alerta también de que «no hay datos confiables del Gobierno sobre cuántas personas en Brasil sufren intoxicación por ‘agrotóxicos'».
De acuerdo con la legislación brasileña, la fumigación aérea está prohibida a menos de 500 metros de un núcleo poblacional, pero la organización asegura que, «en la práctica, ese perímetro de seguridad es frecuentemente ignorado».
Brasil es uno de los mayores consumidores de pesticidas del mundo con ventas anuales en el país que rondan alrededor de los 10.000 millones de dólares, según explicó Richard Pearshouse, autor del informe.
En este sentido, HWR recomienda al Gobierno brasileño «suspender la fumigación aérea de pesticidas» hasta que realice «un estudio sobre los impactos en la salud humana, ambientales y los costes económicos» y prohibir de forma «inmediata» la pulverización terrestre próxima a locales sensibles.
También pide un «plano de acción nacional» para reducir el uso de «agrotóxicos» «altamente peligrosos» y una reglamentación para garantizar los perímetros de seguridad en torno a las comunidades.
Asimismo, recomienda al Congreso enterrar la llamada «PL del Veneno», un polémico proyecto de ley que pretende flexibilizar el uso de los «agrotóxicos» y que ha generado un fuerte rechazo de organismos oficiales, como la Fiscalía, académicos, artistas e intelectuales.
Ámbito