Desde hace algunas semanas buena parte de la dirigencia argentina se ha enfrascado en posicionarse a favor o en contra de la conveniencia de involucrar al personal de las Fuerzas Armadas en tareas relacionadas con la seguridad interior, aunque tan solo se trate de brindar apoyo logístico a las fuerzas federales de seguridad y ello, además, acotado a puntos perfectamente delimitados del territorio nacional.
La principal bandera esgrimida por el Poder Ejecutivo para asignar a las fuerzas militares nuevas tareas se basó principalmente en un concepto genéricamente agrupado bajo el término «nuevas amenazas», entendiendo por tales fundamentalmente al narcotráfico y al terrorismo internacional. No es menos cierto que la creciente ola de seguridad interior, fruto del aumento de la delincuencia tradicional, alienta el criterio de destinar tropas a la custodia de objetivos estratégicos alejados de los centros urbanos y que bien podrían ser vigilados por militares, liberando de esta manera efectivos policiales para afectarlos a la seguridad urbana. Este criterio también tiene en el presente posiciones encontradas.
En capitales de Europa como París y Madrid, Infobae dialogó con autoridades militares que dejaron en claro que la línea entre defensa y seguridad es cada vez más fina y que, mediando la decisión política correspondiente, es mucho lo que se puede hacer para darle tranquilidad a la población, sin exceder un marco de actuación acotado y sin interferencias con las autoridades policiales civiles.
No obstante, las formas de implementar esta actuación son bien distintas. En Francia, el ejército ocupa la calle. Ciudadanos residentes y turistas deben convivir con sorpresivas patrullas militares integradas por grupos de 4 a 8 soldados fuertemente armados y con uniformes de combate. «Buena parte de la sociedad civil elevó su voz contra estas medidas, pero hoy en día queda claro que ningún militar va a interferir en lo más mínimo con el público, excepto que nos enfrentemos a un conflicto que tenga su origen en el accionar de algún grupo extremista», dijo un oficial que tiene a su cargo el sector lindero a la Torre Eiffel.
«En el 99% de los casos de desorden citadino no intervenimos, las fuerzas policiales tienen métodos de despliegue muy efectivos y las zonas turísticas cuentan con una gran cantidad de efectivos policiales encubiertos que detectan rápidamente cualquier situación anormal en cuanto al orden público pero que no constituyan una amenaza terrorista», señaló el coronel.
En las principales capitales de Europa que han sufrido ataques o amenazas terroristas, las FFAA se encuentran en operaciones francas y expuestas a la vista del público, pero en lugares como Madrid hay algunas diferencias.
En la llamada «exposición de motivos» de la Ley Orgánica 5/2005, el entonces Rey Juan Carlos I hace referencia a los nuevos escenarios internacionales, la eliminación del servicio militar obligatorio, el fin de la guerra fría y fundamentalmente a la aparición del terrorismo como una nueva y cierta amenaza. También en varios pasajes de la norma aparecen nombrados en forma conjunta los términos seguridad y defensa. Lo mismo ocurre con la revolución tecnológica (ciberdefensa) y con el accionar conjunto de todas las Fuerzas Armadas, algo que Cambiemos aspira a lograr con las reformas impulsadas.
La norma, que ya cuenta con 13 años de vigencia, establece claramente en su artículo 15 que el rol de las FFAA incluye en determinadas situaciones la contribución a la seguridad interior. Por su parte el artículo 16 define esa contribución como el apoyo a las fuerzas de seguridad en caso de agresión terrorista, por aire, mar o tierra.
Fuentes militares del Reino de España confirmaron a este medio que, a diferencia de buena parte del resto de Europa, las Fuerzas Armadas se mantienen en sus unidades y se establecen niveles de alarma de acuerdo con el estado general de la situación en materia de seguridad. Cuando un ataque terrorista o una amenaza detectada lleva el nivel de alarma al grado número 5, es el momento en que las tropas ganen las calles para conjurar el peligro.
Argentina mantiene en la actualidad delegaciones o agregadurías militares en los países más importantes del mundo. Aunque en Francia no la tiene, sí cuenta -desde principios del siglo XX- con representación militar en España. Infobae fue recibido en la sede de la delegación del país por el Comodoro Gustavo Alejandro Pérez Ortiz, quien en este momento se encuentra transitoriamente al mando, hasta que el recién llegado Coronel Balestra, asuma plenamente sus funciones como Jefe de delegación.
—¿Cuál es la función de un agregado militar?
—Básicamente, la de cumplimentar los cometidos que tanto el Ministerio de Defensa de la Nación puedan requerir en la materia, como a cada uno de los Estados Mayores de las FFAA, y a su vez asesorar al Señor Embajador en todo aquello que haga a su rol de representante del país ante un gobierno extranjero en temática militar.
—¿Cuánto tiempo hace que Argentina tiene estos lazos militares con España?
—Desde 1910, en forma ininterrumpida. Primero fue un Oficial Superior del Ejército Argentino, más tarde se integró la Armada y finalmente la Fuerza Aérea.
—En el caso de un aviador militar, ¿qué servicio cumple para el país?
—Desde hace más de 25 años la Fuerza Aérea Argentina provee instructores al Ejército del Aire de España, tanto para helicópteros como para aviones de transporte y de combate. Debe ser un honor para nuestro país que una Fuerza Aérea miembro de la OTAN nos haya confiado la formación de sus propios pilotos. Asimismo, hombres de nuestra fuerza vienen a capacitarse en diversos aspectos teóricos y prácticos de la profesión.
—¿Cuántas personas integran la delegación?
—En algún momento puede darse que las tres fuerzas estén representadas. En la actualidad, además de mi persona, acaba de llegar un Coronel del Ejército que al ser más antiguo ocupará la jefatura. Por ahora no está previsto que la Armada envíe a un oficial siendo que el anterior hace poco dejó su cargo y retornó al país.
—Hablando de Armada, ¿en esta agregaduría por primera vez ocupó un cargo una oficial femenina?
—Efectivamente, la hoy primera mujer Almirante María Inés Uriarte ocupó hace unos años el rol de agregada naval en esta oficina. Marcó todo un hito en la historia de la delegación.
—¿Cómo se prepara a un militar para ocupar un cargo diplomático?
—Para poder aspirar a ocupar un cargo de este tipo, además de las calificaciones previas y de haber superado una serie de requisitos como por ejemplo ser Oficial de Estado Mayor, el postulante debe realizar un aprendizaje que se realiza en parte en el Ministerio de Defensa y también en su respectiva fuerza.
Infobae pudo saber que dentro de la actual política de restricción de gastos está prevista la reducción de las agregadurías militares, pero existe la firme intención de conservarlas en aquellos países en los que, que como en el caso de España, resultan vitales para el intercambio profesional del personal militar.