La fiscal Nora Marull, a cargo del caso, presentó pruebas reveladoras del perverso accionar del religioso contra un joven de 20 años que en su momento había declarado, pero que luego amplió su exposición, dando detalles aún más graves.
El chico sufre un pequeño retraso madurativo y vivió un verdadero calvario. De acuerdo a su testimonio, hubo un sometimiento de la víctima en habitaciones, en la pileta, en el auto del religioso e incluso en un camino rural de la zona cuando andaban en bicicleta.
También contó los gritos y el llanto que escuchaba de otros internos en la habitación del religioso. La declaración afectó a varios funcionarios que presenciaron el momento, según diario El Ciudadano de Santa Fe.
El cura, identificado como Juan Aveiro (53), le daba de tomar alcohol cuando estaban en el cuarto, a lo que la fiscal agregó que la víctima no puede tomar bebidas alcohólicas por la medicación que toma. Además recordó que le tapaba la boca cuando lo sometía para que no gritara.
Según se pudo constatar, los aberrantes episodios se cometieron en diversas oportunidades entre 2015 y 2018. La jueza María Chiabrera aceptó la calificación dictada por la fiscalía y dictó la prisión preventiva efectiva hasta la iniciación del juicio oral y público.
Cuando el sacerdote se enojaba, le sacaba el celular y le borraba los contactos de sus compañeros. Incluso, le mandaba continuamente mensajes: “Me molestaba a cada rato”, reveló el muchacho, quien precisó que recibió una tablet de regalo.
La víctima también reveló que pidió autorización para pasar una fiesta de fin de año con su madre. Si bien el director le otorgó el permiso, el religioso enfureció y no le dio la pirotecnia que había comprado.
La fiscal Marull imputó a Aveiro por abuso sexual simple agravado (por haber sido cometido por persona encargada de la guarda de la víctima), abuso sexual gravemente ultrajante agravado (por haber sido cometido por persona encargada de la guarda de la víctima) y abuso sexual con acceso carnal.
El cura negó todas las acusaciones. “No es así”, manifestó. “Lo de la tablet me la compró a 1.500 pesos y los cuetes quedaron sobre la heladera”, añadió. Los defensores José Alcacer y Lucas Peirone hicieron lo posible por mejorar la situación procesal de su cliente, pero la jueza entiende que la evidencia es abundante.
Los Andes