El regreso de la embajada de Paraguay desestabiliza las relaciones con Israel

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El giro de timón del nuevo gobierno de Paraguay, que anunció el 5 de septiembre el retorno de su embajada en Israel de Jerusalén a Tel Aviv, descolocó al gobierno israelí y ha provocado un terremoto en las relaciones diplomáticas entre ambos países. El pasado mes de mayo, el ex presidente paraguayo, Horacio Cartes, se sumó a la iniciativa de Estados Unidos y Guatemala en la decisión de trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén. En el acto de inauguración, el premier israelí, Beniamin Netanyahu, le agradeció el gesto –descrito por algunos como un movimiento de último minuto de Cartes-, y afirmó: «Hoy es un gran día para nuestra amistad. No sólo tiene el apoyo de nuestro Gobierno, sino la profunda gratitud del pueblo de Israel».

No obstante, el nuevo presidente electo, Mario Abdo Benítez, rectificó el traslado poco después de su nombramiento. En un comunicado en Twitter, señaló que «Paraguay es un país de principios. El espíritu de la decisión anunciada es que los pueblos de Israel y Palestina logren alcanzar una paz amplia, justa y duradera. Siempre seremos respetuosos del derecho internacional». Fuentes paraguayas comentaron que Benítez se sintió molesto porque no fue informado sobre el movimiento de la delegación a Jerusalén.

Las primeras consecuencias y reacciones por la decisión de Benítez no tardaron en llegar. El propio Netanyahu replicó en la misma red social que «el ministerio de exteriores de Israel debe cerrar la embajada de Israel en Paraguay. Israel está viendo muy seriamente la inusual decisión de Paraguay». Además, el Ministerio de Economía israelí anunció ayer la anulación de una visita de economistas hebreos a Paraguay, que pretendía reforzar los lazos financieros entre ambos países e impulsar el desarrollo del país latinoamericano.

Indignación en Paraguay

El comité paraguayo «Todos por Jerusalén» ha convocado para este sábado 15 de setiembre una movilización en el centro de Asunción para protestar por la decisión tomada por el presidente Mario Abdo Benítez. En un duro comunicado, la organización asegura que «este bochornoso episodio generó una crisis diplomática innecesaria, considerando la importancia histórica de Israel en nuestra relación diplomáticas, la balanza comercial favorable a nuestras exportaciones, los aportes en tecnología, educación y otras áreas vitales para el Paraguay, prefiriendo fortalecer el relacionamiento diplomático con un país vinculado con el terrorismo y la muerte».

Cristian Vera, integrante de la Congregación Evangélica de Paraguay (CEPA), explicó a Aurora que «iniciamos una campaña en Change y juntamos cerca de 22.000 firmas. También estamos lanzando otras actividades, como campañas en las iglesias de Paraguay, y hemos lanzado propuesta de colgar banderas de Paraguay e Israel juntas, para remarcar la buena relación que tuvo Paraguay con Israel». Vera quiso resaltar las «relaciones estrechas con Israel», aclarando que «fueron 3.000 los becados que estuvieron en Israel y regresaron acá para mejorar el país. Israel es un socio comercial realmente importante, que mueve entre 150 y 180 millones de dólares al año en la compra de productos paraguayos». Este paraguayo evangélico, que cuenta que el 90% de sus conciudadanos son de creencia judeo-cristiana, considera que la decisión de Benítez afectará a grandes proyectos, como una planta de desalinización de agua cuya construcción estaba prevista en la región de El Chaco.

Dario Teitelbaum, presidente de la Unión mundial de Meretz –partido de la izquierda sionista israelí-, declaró a Aurora que «la arrogancia no puede ser el parámetro de las políticas gubernamentales«. En este sentido, reconoció que como ciudadano israelí «me encantaría que todos los países del mundo reconozcan Jerusalén como nuestra capital». Pero aclaró que el espinoso estatus de la ciudad santa, donde «los palestinos también reclaman su derecho natural de tener su capital en la parte este, tiene que resolverse mediante un consenso, que no será obtenido sin una solución para el pueblo palestino».

Tenenmbaum cree que el gobierno israelí «tiene un afán adolescente» para que todo el mundo reconozca su capital, y tal vez las prisas causaron que «Paraguay se haya echado hacia atrás, y a largo plazo es también un daño ante la posibilidad que otros países lo quieran hacer«.

Palestina abrirá su embajada en Asunción

La diplomacia exterior palestina consideró el traslado de la delegación paraguaya a la ciudad santa como «ilegal e ilegítimo», porque en su criterio violaba «las resoluciones relevantes de Naciones Unidas y el Derecho Internacional y es un acto de sumisión a los dictados y sobornos de Estados Unidos e Israel». Medios israelíes apuntan que el nuevo ejecutivo paraguayo cedió a las presiones de países árabes y Turquía. Mientras que Israel anunció que cerrará su embajada, el ministro de exteriores palestino, Riad al Malki, emitió un comunicado anunciado que próximamente Palestina abrirá su embajada en Paraguay.

La decisión del ex presidente Cartes, que supuso la tercera inauguración de una embajada en Jerusalén, supuso un vuelco en el consenso establecido en la comunidad internacional sobre la capitalidad de Jerusalén. A pesar de que Israel considera la ciudad santa como su capital desde su independencia en 1948 –en cuya parte occidental se ubican la knesset (parlamento), ministerios y las residencias del presidente y del primer ministro-, las embajadas internacionales se concentraban en Tel Aviv. Los palestinos reclaman establecer la capital de su estado en la parte oriental de Jerusalén, que fue capturada por Israel a Jordania tras la victoria israelí en la Guerra de los Seis Días en 1967.

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