Cristina Kirchner se negó a declarar y presentó un escrito en la causa conocida como «La Ruta del dinero K», a través del que rechazó las acusaciones de supuesto lavado de dinero.
«Se me cita a prestar declaración indagatoria sin que exista ningún estado de sospecha sobre la comisión de algún delito que me pueda ser atribuido», expresó.
Además, la ex mandataria recusó a los camaristas Martín Irurzun y Mariano Llorens, que le habían ordenado al juez Sebastián Casanello, que cite a indagatoria a la exjefa de Estado.
«No sólo desconozco por completo esta supuesta maniobra, sino que no existe ningún elemento de prueba que me vincule a la misma», expresó la exmandataria en el escrito. Y agregó: «Jamás tuve cuentas bancarias no declaradas, ya sea sola, con Lázaro Báez o con cualquier otra persona. Todos los activos de nuestra familia están y seguirán estando en la República Argentina y siempre fueron incorporados a nuestras declaraciones juradas impositivas».
La ex presidente se quejó de los embargos en su contra y acusó a la justicia de «ahogarla financieramente». En ese sentido, señaló: «Podrán seguir vigilando mis movimientos y los de mi familia, escuchar de manera clandestina mis conversaciones telefónicas o excavar toda la Patagonia argentina o donde mejor se les ocurra, que nunca van a encontrar nada con lo que involucrarme, porque jamás me apoderé de dinero ilícito alguno».
Por otra parte, la ex presidenta negó estar vinculada a las supuestas maniobras de lavado de dinero que se investigan en la causa. En rigor, la justicia investiga el envío al exterior de millones de dólares a través de la firma SGI Argentina S.A. «Desconozco por completo los hechos que se relatan y tampoco existe ningún elemento de prueba que permita sostener lo contrario», afirmó en el escrito.