La vuelta de Sergio Massa al peronismo: el desafío de romper la grieta, el llamado a usar anteojeras y el rol de Roberto Lavagna

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Construir una alternativa política implica arrancar de atrás en la carrera por el premio mayor, pero también significa redoblar la apuesta y buscar salir primero con una propuesta diferente a las dos que respaldan una gran parte del electorado argentina. Así se los explicó Sergio Massa a los dirigentes que forman parte de su equipo de trabajo después de posar para la foto que protagonizó con Juan Manuel Urtubey, Juan Schiaretti y Miguel Pichetto. Para dejar en claro cuál es el nuevo punto de partida y cuál es el camino a desandar. Sus palabras estaban atravesadas por el entusiasmo que genera un proyecto nuevo. En definitiva, el armado panperonista tiene menos de un año y está en pleno desarrollo.

La aparición del líder del Frente Renovador en un par de reuniones con gobernadores del PJ durante la discusión por el Presupuesto, sumado al trabajo en equipo de sus legisladores con el peronismo federal y, finalmente, el retrato junto a los gobernadores de Córdoba y Salta, y el jefe de la bancada de Argentina Federal en el Senado, terminó por sentenciar el regreso de Massa al peronismo. Pero este peronismo es diferente al que se fue en el 2013, cuando Cristina Kirchner gobernaba el país y el kirchnerismo tenía el poder.

En los últimos cinco años Massa se convirtió en una mala palabra para el sector liderado por la ex presidenta. Pero esa mirada también cambió hace pocos meses, cuando el peronismo comenzó un proceso de reorganización y un manojo de dirigentes que ahora militan en Unidad Ciudadana corrieron los límites para intentar incluir al ex intendente de Tigre en un nuevo esquema. El esfuerzo no era en vano. Con él alineado en el mismo esquema el triunfo sobre Macri sería una posibilidad concreta y viable. Pero hasta el momento la realidad es diametralmente opuesta. La foto del último jueves también contuvo ese mensaje.

En los últimos años la oposición estuvo encerrada en una discusión reiterativa que siempre tuvo en el centro a Cristina Kirchner. Con ella o sin ella. El debate sobre cómo organizar al peronismo recayó sobre todo en esa disyuntiva que sigue viva. Muchos de los dirigentes que apuestan a la unidad del kirchnerismo y el peronismo aseguran que sin ella dentro del esquema no se le puede ganar a Mauricio Macri.

Durante una de las últimas reuniones en sus oficinas de la avenida Libertador, Massa respondió ese interrogante con convencimiento. «¿Qué les voy a decir a los dirigentes que no están en este armado? Que les ofrezco una idea», dijo frente a sus colaboradores, que volvieron a cuestionarlo poniendo el ejemplo de los intendentes bonaerenses, quienes se amparan en los buenos números de Cristina en las encuestas cada vez que negocian un proyecto opositor único. «A los que corren con las encuestas les diría que vayan a jugar con Cristina. Nosotros vamos a jugar con nuestra idea. Hay que romper la berretización de la política». La frase no dejó lugar a dudas.

La nueva versión de Massa es la de un dirigente más moderado en sus expresiones, menos confrontativo desde el discurso y más enfocado en la construcción del nuevo espacio. Está convencido de que hay que hablar menos de los rivales políticos y más del proyecto que quieren interpretar junto a un grupo de gobernadores y legisladores nacionales. Eso implica fortalecer el esquema y darle el suficiente volumen como para intentar saltar la grieta entre macrismo y kirchnerismo. El proyecto de ese salto son las elecciones presidenciales del próximo año.

La concentración en el armado que pide la pudo ejemplificar con una imagen sencilla. «Tenemos que tener anteojeras, como los caballos. Prestarle atención a la gente pero enfocarnos en avanzar», reflexionó en las últimas horas. No mirar hacia los costados es también no hablar de los rivales. Es, en definitiva, apelar a una nueva estrategia para negociar alianzas y darle visibilidad al espacio sin darle centralidad a las diferencias que existen con el kirchnerismo y los dirigentes que apuestan a la unidad. Además, cree que Mauricio Macri y Cristina Kirchner se eligen mutuamente. Se necesitan para que la polarización levante el respaldo popular de sus figuras.

El fundador del Frente Renovador confía en que el año que viene el nuevo espacio va a tener una importante representación parlamentaria e institucional, a través de la reelección y elección de gobernadores peronistas, y de los legisladores que puedan ingresar en una lista de este esquema. Pero, al igual que su nuevo socio político Juan Manuel Urtubey, cree que deben trabajar en la conformación de un frente amplio junto al socialismo, sectores del progresismo y partidos provinciales. En ese juego de relaciones entra a tallar su ex socia electoral Margarita Stolbizer, quien está dispuesta a una posible alianza con esta representación del peronismo pero que al mismo tiempo trabaja en el armado de un espacio más vinculado a su identidad progresista.

Sin embargo, Massa entiende que el primer paso que deben dar es conformar un programa político, económico y social que represente la idea del espacio. Luego, se sumarán dirigentes. Primero las ideas, después los nombres. Así piensa. Eso quiere para el proyecto que integra. Definió su postura en siete palabras: «Aprendí a no contar gente como ganado».

El hombre que no puede faltar se llama Roberto Lavagna y trabaja en el Frente Renovador con un perfil bajo que no está dispuesto a sacrificar. Massa está seguro de que el ex ministro de economía respaldará el nuevo espacio. Se lo imagina trabajando en la formación institucional de los dirigentes que integren el frente porque tiene «demasiadas horas de vuelo como para dedicarse solamente a lo económico».

Hace pocos días el ex presidente Eduardo Duhalde insistió con la candidatura de Lavagna para presidente. Su nombre forma parte de un rumor que está vigente en las arterias peronistas, pero su silencio complota contra el crecimiento de cualquier posibilidad. Desde su entorno aseguran que no está interesado en ser candidato a presidente. Diferente es la postura  del ex diputado, que es uno de los nombres propios que tiene la intención de competir en el 2019. Pero, como repite desde hace varios días, «las candidaturas se discutirán entre diciembre y febrero». Y para ese momento aún falta mucho tiempo.

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