En el noroeste se vive la peor infancia de la Argentina

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Ya es de noche y un niño va mesa por mesa con el afán de obtener unos pesos con la venta de medias. Irrumpe tímido, carga una caja en sus brazos. A los minutos se acerca una niña, que no supera los 10 años, hace el mismo recorrido, pero ofrece agujas. El trabajo infantil es tan visible que está presente en lugares de mucha concentración, como alrededor de la plaza 9 de Julio.

El Indec confirmó ayer que siguen y seguirán las desigualdades en el país, pues Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y La Rioja tienen el mayor porcentaje de trabajo infantil. Unos 153.925 chicos de entre 5 y 15 años del NOA cumplen funciones laborales que son propias de los adultos.

Un 15% de los 7,6 millones de chicos de esa franja etaria en el país vive en esta región. No obstante, la representación del NOA sube al 20% si se tienen en cuenta a la población afectada por el trabajo infantil en de la Argentina (763.544).

Cifras alarmantes

En el NOA, el 13,6% de los niños y niñas de 5 a 15 años respondió en una encuesta que desempeña alguna «actividad productiva», mientras que a nivel país, solo lo hace un 10%.

La vulnerabilidad es mucho más fuerte en las zonas rurales del noroeste. El 20,1% de la población de hasta 15 años carga con al menos una actividad. Más bajo es el porcentaje, aunque también de dos dígitos, en las áreas urbanas de esta misma región, con el 11,5%.

Ayer se difundió la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (Eanna), con datos de 2016 y 2017. El Indec y la Secretaría de Trabajo de la Nación analizan las actividades para el mercado, el autoconsumo y las domésticas intensivas.

En el NOA residen 1.131.084 chicos y chicas de 5 a 15 años, es la segunda región, después del NEA, donde más nenes y nenas limpian, cocinan, arreglan la casa, cuidan a sus hermanos o abuelos. Así, un 5,9% está afectado a tareas domésticas intensivas, con una dedicación de más de diez horas semanales.

En el país, el 4,8% de los chicos cumple esas tareas, que quitan tiempo para el estudio y la recreación.

El informe que se conocí ayer no expone datos disgregados por provincia, pero se espera que los microdatos se publiquen luego.

En promedio, el 4,9 por ciento de la infancia de Salta y las provincias agrupadas en la región dedica más de una hora a la semana a los cultivos o al cuidado de los animales, es decir a actividades para el autoconsumo. El Indec incluye a aquellos que dedican tiempo a la construcción de la vivienda.

Sobrevivir

En cuanto a las ocupaciones que midió el organismo estadístico, las vinculadas el mercado, alcanza a quienes realizan trabajos para la generación de bienes o servicios, ya sea pago o no.

En esta categoría quedaron alcanzados el 5,3% de los niños y niñas de entre 5 y 15 años del NOA.

Las actividades productivas de carácter mercantil más usuales, consigna el documento, en el ámbito urbano son el trabajo en un negocio, oficina o taller por dinero o propina.

«En el NOA y NEA se observan los mayores niveles de deserción escolar entre los adolescentes que trabajan, aunque con niveles relativos diferenciales según se trate de áreas urbanas o rurales (18,3% en el NOA y 14,3% en el NEA urbanos, y 28,5% en el NOA y 27,7% en el NEA rurales», advirtió la Eanna.

Los adolescentes con más carga laboral

En el NOA, el 36,8% de los chicos de 16 y 17 año realiza alguna actividad productiva. 

¿Cambia la situación a medida que pasan los años? La respuesta es negativa. Cuatro de cada diez chicos y chicas de 16 y 17 años cumplen alguna tarea laboral. El indicador del NOA, 36,8%, es el más elevado del país. Unos 76.561 adolescentes cargan con una o más tareas.

El indicador a nivel país es de 31,9% y el nivel más bajo se da en la Patagonia, con un 23,1%.

¿En qué actividades están afectados los adolescentes de la región? Al hacer foco en las áreas rurales, el informe del Indec maraca que un 20% cumple tareas para el mercado (bienes y servicios), un 6,8% para el autoconsumo y un 11,9% está abocado a tareas intensivas en sus casas.

En las poblaciones rurales del NOA, cambia el peso que tienen las tareas. El 20% de los adolescentes debe destinar tiempo para cuidar a sus hermanos, cocinar y arreglar la casa. El 17% trabaja para el mercado laboral y otro 17% para el autoconsumo.

“El trabajo adolescente, que comprende a los jóvenes de 16 y 17 años, está reglamentado por la ley bajo ciertas condiciones. En la norma se establece que sea ‘protegido’, es decir, que cumpla con ciertas restricciones adicionales respecto al trabajo adulto de 18 años y más”, se aclara en la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (Eanna).

“¿Cuántos adolescentes de 16 y 17 años trabajan? ¿Son decisiones autónomas de los adolescentes o más bien determinadas por las circunstancias familiares y sociales? ¿Es “protegido” ese trabajo o las condiciones son aún más laxas que las del trabajo adulto? ¿En qué medida esos trabajos determinan un proceso de crecimiento para el adolescente o por el contrario implica una pérdida de oportunidades?”, plantea el Indec en el documento que se difundió ayer.

Diferencias

Las brechas de género, que se expanden al mercado laboral, tienen un correlato en los trabajos que deben cumplir los chicos que ya deberían estar a punto de egresar del secundario.

En las zonas rurales del NOA, del total de adolescentes con actividades intensivas en el hogar, el 79,4% son mujeres contra el 20,6% de varones.

En las ciudades de la región, en tanto, persiste la diferencia, aunque más atenuada. El 73,7% de esa población que limpia o cocina en sus hogares es de género femenino. Los hombres solo representan el 26,3%.

El ingreso

En el universo de adolescentes a nivel que trabajan, la edad de inicio promedio es a los 14,6 años para los varones y 15 años para las mujeres, edad a la que no se ha concluido aún con la educación secundaria.

En comparación con el trabajo infantil, en el trabajo adolescente se profundizan las diferencias por sexo y tipo de trabajo.

Pablo Juárez/El Tribuno

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