El juez porteño Roberto Andrés Gallardo, que ha sido un verdadero dolor de cabeza para los sucesivos gobiernos de la ciudad de Buenos Aires, desde Aníbal Ibarra hasta la fecha, recibió una carta del papa Francisco, quien le escribió luego de leer el libro que el magistrado publicó sobre los pensamientos del Sumo Pontífice.
El martes de la semana pasada, en el Salón Verde de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Gallardo, titular del Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario 2 de la Ciudad de Buenos Aires, presentó su libro Francisco vs. Moloch. Ideas para una revolución ecosocial, publicado por la Editorial Jusbaires.
El libro fue entregado en persona por Gallardo a Francisco, a quien conoció en 2004 tras un fallo sobre los cartoneros. El juez y el Sumo Pontífice mantienen una buena relación, que incluye el intercambio de ideas. El diario La Stampa publicó ahora lacarta que le envió el Papa al magistrado, en la que destacó las «conclusiones originales» del libro, además de la «abundante información bibliográfica».
Gallardo asumió por concurso en 2001 a sus 37 años. Venía de trabajar en el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas junto a Diego Kravetz, que hoy milita en las filas de Cambiemos como secretario de Seguridad de Lanús.
El juez se ganó la animosidad de Ibarra, por entonces jefe de Gobierno, por varios fallos, pero sobre todo, por uno que en 2005 creó un subsidio a cartoneros y trabó depósitos de la Ciudad por 1.100 millones de pesos para garantizar su pago. El año anterior le había embargado parte del sueldo al funcionario por no cumplir una sentencia suya en la que obligaba al Ejecutivo porteño a mudar a las personas que vivían en los hoteles alquilados por al Ciudad.
Hubo más. En marzo de 2005 ordenó la clausura del Casino flotante y poco después la de La Rural, donde se iba a realizar el Salón Internacional del Automóvil. E intervino dos colegios con problemas edilicios.
Aunque Ibarra lo llegó a llamar «fascista», Gallardo es un juez de izquierda. En su adolescencia militó en la Unión Cívica Radical («fue un pecado de juventud», dijo) y en algún momento coqueteó con el kirchnerismo. De hecho, algunas de sus decisiones recibieron el apoyo de Justicia Legítima y hace unos años se viralizó una foto junto al ex vicepresidente Amado Boudou. También autorizó las seis carpas que el kirchnerismo instaló en 2008 frente al Congreso. En el fallo sostuvo que el desalojo de los manifestantes significaría «exacerbar los ánimos que con tino se intenta calmar desde el poder público federal».
No obstante, Gallardo se siente más cómodo con las ideas de izquierda. En efecto, en su despacho hay imágenes de Ernesto «Che» Guevara y el ex presidente socialista chileno Salvador Allende. También del padre Carlos Mugica, ya que se identifica con el catolicismo de izquierda y la «teología de la liberación».
Los fallos polémicos siguieron durante la gestión de Ibarra y tras la asunción de Mauricio Macri. Entre ellos, frenó la licitación de mobiliario urbano y dictó una sentencia contra el despido de 2.300 empleados públicos.
A Macri lo citó en una causa a poco de asumir por la muerte de una beba en un centro de evacuados en Villa Cartón. Pero la escalada de «guerra judicial» a la gestión del PRO fue en junio de 2010, cuando mandó a desconectar un enorme cartel luminoso que estaba frente al Obelisco. Alegó que era un riesgo para la seguridad vial.
Al año siguiente pidió la intervención del SAME por la falta de asistencia a un hombre que murió en la Villa 31. Además, ordenó un operativo en el Ministerio de Desarrollo Social que conducía la actual gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal en una causa por desvío de fondos. Y dos años más tarde, denunció a Macri por incumplimiento de los deberes de funcionario público. También defendió cuando pudo a trapitos y vendedores ambulantes.
En 2016, ya con Horacio Rodríguez Larreta al frente del gobierno, Gallardo volvió a ser noticia por un fallo muy curioso. Luego de la muerte de cinco jóvenes en la fiesta Time Warp, prohibió «toda actividad comercial de baile con música en vivo o música grabada» en territorio porteño.