Canadá no sale del asombro por el horror de una familia destruida. Una madre y su beba de 10 meses fueron asesinadas por un oso pardo en su casa en el Territorio de Yukon luego de que el marido saliera a cazar uno horas antes. Al regresar a su hogar, el hombre vio la dantesca escena de ambos muertos.
Profesora de Francés con licencia por maternidad, Valerie Theoret, de 37 años y su pequeña hija Adele Roesholt, aparecieron muertas en su vivienda cercana al Lago Einarson, a unos 400 kilómetros de Whitehorse, la capital del Territorio en aquel país.
Gjermund Roesholt y Theoret habían planeado arrendar esas tierras al gobierno canadiense que las ofrece para que cazadores se instalen para conseguir pieles de animales en temporadas permitidas. La familia creyó oportuno aprovechar la licencia otorgada a Valerie para hacer un dinero extra.
Ese fatídico día, Roesholt había salido a chequear las trampas para osos que había instalado para cazarlos. En el camino de regreso, a apenas 100 metros de su vivienda, uno de esos animales se cruzó en su camino y lo atacó. Armado con un rifle, el hombre apuntó y disparó, y lo mató.
Corrió a su casa y vio la dantesca escena. Entró en desesperación. Ese mismo oso que había terminado con la vida de su esposa y de su pequeña hija de 10 meses. Roesholt, cazador y trampero experimentado, encendió baliza de emergencia.
“Es un gran, gran golpe. Todo el mundo está totalmente devastado en este momento”, dijo su amigo Remy Beaupre a la CBC. “Muchos de nuestros amigos se reunieron para llorar y apoyarse unos a otros un poco”, agregó.
En el Territorio de Yukon viven alrededor de 7 mil osos pardos. Sin embargo, son muy extraños este tipo de encuentros fatales. El último accidente mortal se había producido en 2006. Este es el cuarto ataque mortal de este año relacionado con los osos pardos en América del Norte, aunque estos casos se consideran raros. En lo que va de 2018 hubo dos ataques fatales en Alaska, Estados Unidos y un tercero en Wyoming, cerca del Parque Nacional de Yellowstone.
El Tribuno