En la noche del domingo, y spués del Himno a Cosquín, el aire se hizo estruendo: fuegos artificiales, grito y la arenga de Marcelo Simón, dedicada a los árboles.
Néstor Garnica sería el encargado de abrir la tercera noche de Cosquín en una plaza cubierta en un 50 por ciento.
Garnica, consagrado por la misma plaza en 2004, redondeó una muy buena apertura, de esas que sin dejar de ser festivaleras, pone la música al frente.
Un buen repertorio y la energía de ese violín del santiagueño, con mucho más que encanto sachero, cosecharon merecidos aplausos conviertiéndose, una vez más, en el favorito del público.
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felicitaciones a nestor dejo mb asentado el verdadero folklore a escuchar por todos,un aplauso maestro y continue con su labor por los distintos escenarios