Con la Superliga como un objetivo casi imposible, el mayor desafío para River será dejar de vivir en el pasado. La obtención de la Copa Libertadores ante Boca es algo que todavía se saborea en el barrio de Nuñez, pero que a la larga podría hacer mal. Casi como el hermoso canto de las sirenas que adormecieron a Ulises en su viaje a Ítaca y lo hicieron perder el rumbo.
Marcelo Gallardo está en alerta. En conferencia de prensa reconoció hoy que trabaja para «renovar las ilusiones y los desafíos» para encarar el nuevo año futbolístico. Sabe que tiene que volver a motivar a un equipo que no sólo vendió a algunas piezas históricas, sino que también deberá reconstruirse: «Tenemos que dejar un poco de lado lo que se vivió para volver a estimularnos», aseguró.
«Hay que renovar las ilusiones, ponerse nuevos desafíos. Eso va a estar, sino los tuviera, me hubiese ido», sostuvo el Muñeco tras la caída como local ante Defensa y Justicia en un partido postergado de la octava fecha de la Superliga.
El entrenador «millonario» lamentó la seguidilla de partidos que afrontará en breve -4 en 12 días-, justo en un momento que habitualmente se dedica a la preparación de pretemporada. «No puedo obviar el momento en el que estamos, vamos a funcionar mejor a través de los partido. Estamos jugando por los puntos en un momento que es de preparación», indicó.
Por otro lado, se quejó por las condiciones del campo de juego, que lució muy mal en la caída frente al «Halcón» de Varela. «La cancha está muy dañada y no nos favorece para nada. A mediados de diciembre hubo un recital, se jugaron muchos partidos de esponsoreo, de fútbol interno, y la recuperación del césped es muy lenta», agregó.
Por otro lado, lamentó las partidas de Gonzalo Martínez y Jonatan Maidana, a las que calificó de «significativas» y reconoció que se comunicó con Matías Suárez, futbolista de Belgrano, a quien River quiere incorporar.
El nuevo River debe empezar a reconstruirse. Y Gallardo sabe que es el primer responsable.
