Alrededor del doble crimen de las hermanas israelíes en Mendoza todavía son más los interrogantes que las certezas. Lo único cierto para los investigadores es que no se trató de un hecho de inseguridad sino de un «problema de índole estrictamente familiar» que podría haberse originado por una deuda millonaria.
Nicolás Gil Pereg es el único imputado por los asesinatos de su madre Phyrhia Sarusi y de su tía Lily Pereg, quienes desaparecieron un día después de llegar a la provincia para pasar sus vacaciones y cuyos cuerpos fueron encontrados dos semanas más tarde enterrados en la casa del imputado.
Pereg empezó una huelga de hambre en la cárcel y se encuentra aislado en su celda.
Durante los allanamientos en la vivienda del israelí de 37 años, la policía encontró 3 millones de pesos. Pereg tenía además cinco empresas a su nombre y deudas por 9 millones.
El acusado no pudo justificar la suma millonaria – entre pesos, dólares y euros – que guardaba en su domicilio. Aunque aseguró que el dinero se lo transfería su madre mensualmente desde Israel, no se encontraron papeles que lo acreditaran.
El lugar donde encontraron enterrados los cuerpos de las víctimas.
Otro dato que llamó la atención de los investigadores, es que la mayoría de los billetes secuestrados eran de 500 euros, una moneda de escasa circulación debido a su alto valor. En este sentido, creen que fue justamente su madre la que trajo el dinero desde Europa.
Pereg era exmilitar e ingeniero electrónico. Si bien muchos lo conocían como Nicolás, se supo que había adoptado otro inquietante apodo: “Floda Reltih». Leído de atrás hacia adelante, Adolf Hitler.