Baja el telón una edición de Cosquín 2019 con muchos matices y en la que el evento máximo de la música popular tuvo la difícil tarea de afrontar la crisis económica que vive el país en este último tiempo. Aunque la baja en la concurrencia de público no fue tan marcada como se podía suponer, la comisión tuvo que apelar a algunas estrategias que levantaron cierta controversia, como la promoción de 2×1 en entradas a partir de la tarde del jueves.
Con respecto a las discusiones más cercanas al plano artístico que atravesaron las lunas coscoínas que pasaron hasta aquí, hay dos que sobresalieron sobre el resto: el reclamo por la escasa presencia de mujeres en el escenario y la necesidad de seguir apostando por la renovación y consolidación de propuestas que vienen emergiendo en los últimos años.
Aunque han perdido cierta relevancia que tuvieran en otros tiempos, los premios que se entregan en la jornada final (sobre todo el Consagración, el más codiciado) siempre son un termómetro para medir estas cuestiones. Como en cada tramo final del festival, la danza de los nombres que se perfilan como candidatos se empieza a imponer en las charlas de pasillo y en últimos años también en las redes sociales.
Hubo un tiempo en que el premio abría un antes y un después en las carreras de los folkloristas, ya que por un lado promovía contratos con sellos y productores y alta exposición mediática, y por otro otorgaba una “chapa” que iba más allá de los números. Pero en el tiempo más reciente, la distinción se convirtió en un valor mucho más simbólico que otra cosa y ha ido cambiando su criterio.
La consagración en algún momento era otorgada a los más destacados de los artistas nuevos que llegaban, y lo que inclinaba la balanza en la mayoría de los casos era la respuesta de la plaza. En la década de 1980, por ejemplo, algunos de los nombres señalados no alcanzaron luego gran protagonismo, ya que en muchos casos no contaban con una trayectoria que los respalde. En las décadas siguientes la presión de los sellos, productores y otros actores siempre influyentes fue brutal, provocando que durante muchos años el premio fuera compartido para tratar de contentar a todos.
Nahuel Pennisi, otro de los grandes candidatos.
Candidatos
Es más, en algún momento la Comisión empleó ese método de galardón compartido para premiar a un candidato de la industria y a otro más “alternativo”, muchas veces con decisiones muy polémicas. El colmo fue cuando en 2015 se entregaron tres consagraciones: uno merecido para La Callejera, otro cuestionado para Sergio Galleguillo (ya había ganado con su grupo Los Amigos) y un tercero escandaloso para los formoseños Quorum, para los que ni siquiera tenían estatuilla.
A partir de ese año, la comisión actual puso la cosa en su lugar, y a pesar de que hubo algunos más cuestionados que otros, afinó el criterio y dejó de lado la posibilidad de compartirlo. Orellana Lucca (2016), La Bruja Salguero (2017, la primera mujer en mucho tiempo) y Emiliano Zerbini (2018) fueron los últimos consagrados.
Dos de los máximos candidatos para esta edición vienen sonando desde hace varios años: por un lado Nahuel Pennisi, quien este año volvió a tener una presentación muy destacada, tal vez la mejor en su incipiente trayectoria. Conjugó sensibilidad, un repertorio bien pensado y gran respuesta del público. El otro es “El indio” Lucio Rojas, quien tuvo la responsabilidad de ser el número de cierre de la sexta luna y cumplió con creces. Otros a los que habría que ponerle fichas son José Luis Aguirre (viene haciendo méritos hace rato y en la octava luna tuvo una actuación descollante) y Milena Salamanca, la única mujer candidata, lo que refleja todo un estado de situación en ese aspecto.
Desde que comenzó el festival (incluso antes), el reclamo por el bajísimo cupo femenino es casi generalizado y ha sido motivo de comentarios tanto de artistas mujeres como de hombres. Descontando los homenajes, invitadas, Postales de Provincia y ganadores del Pre Cosquín, se cuentan sólo nueve mujeres programadas en una grilla de casi 90 nombres. Al revés de lo que insinuaron algunos en llamativas (algunas patéticas) declaraciones en conferencias de prensa, está claro que cantoras y música sobran, incluso en un gran nivel artístico, como para dejarlas de lado.
En cuanto a la Revelación, también cambió su criterio en los últimos años y desde hace un tiempo se entrega a alguno de los ganadores del Pre Cosquín, generalmente uno en el rubro musical y otro para la danza. En este caso, los que suenan con más fuerza son Camila Nievas (Solista vocal femenina), Suenan voces (Conjunto vocal), Nuevo tiempo (Conjunto instrumental) y Nahuel Jofré (Tema inédito, Provinciano) entre los primeros y Dolores Ardua – Jorge Vázquez (Pareja de baile estilizado) y La Rebelión (Conjunto de baile) entre los bailarines.
Fuente: La Vos