El ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, destacó este jueves la «experiencia y sabiduría» del dictador sirio Bashar Al-Assad así como los consejos «para la resistencia, la victoria y la paz» ofrecidos a su país, tras ser recibido en Damasco.
Siria se encuentra aún atravesada por una brutal guerra civil comenzada en 2011 y en la que se calcula que han muerto hasta el momento entre 370.000 y 570.000 personas entre civiles y militares, de acuerdo al Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Además, según estimaciones de la ONU se han registrado más de siete millones de desplazados internos y cerca cinco millones de sirios han abandonado el país como refugiados.
«Inmenso honor haber sido recibidos por el hermano Presidente de la República Árabe Siria, Bashar Al-Assad«, indicó Arreaza en su cuenta de Twitter. «Cuánta experiencia, sabiduría y consejos para la resistencia, la victoria y la Paz. Le transmitimos el abrazo solidario del Presidente Nicolás Maduro. ¡Que viva Siria!», agregó.
Desde los primeros levantamientos que dieron inicio a la guerra civil, Siria ha quedado partido en una multitud de facciones con el apoyo de diferentes potencias. En 2015 incluso parecía que el régimen, aferrado a su base en Damasco, estaba por caer, pero la llegada de ayuda militar rusa, especialmente su aviación, cambió el equilibrio de fuerzas y este proceso es al que Arreaza podría haberse referido como «resistencia».
Assad, sus aliados rusos y también las tropas iraníes que los apoyan dominan la mayor parte del país al oeste del Río Éufrates. En tanto la provincia de Idlib, en el norte occidental del país, permanece en control de fuerzas opositoras, el norte fronterizo con Turquía está ocupado por fuerzas de Ankara y sus aliados, y al este del Éufrates es territorio de facto de los kurdos, apoyados por Estados Unidos.
A este complejo escenario se suma la presencia de células del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, en inglés), que acaba de perder su «califato» en Siria pero aún continúa activo.
La visita del canciller venezolano a Siria se da en tanto en medio de una crisis política sin precedentes en el país sudamericano, que genera algunos ecos de la situación en Medio Oriente.
Desde enero el régimen chavista de Nicolás Maduro, apoyado también por Rusia e Irán, se enfrenta en una puja de poder con el líder opositor Juan Guaidó, proclamado presidente interino por la Asamblea Nacional, y quien ha recibido el apoyo de Estados Unidos, Europa y casi toda América Latina.
Afortunadamente la confrontación aún no ha alcanzado los grados de la violencia vista en Siria, pero en definitiva Venezuela se ha convertido también en un escenario pujas geopolíticas con la presencia de fuerzas militares de las principales potencias.
No es la primera vez, tampoco, en la que Maduro concede elogios a Al Assad, a quien incluso felicitó en 2017 por los «triunfos» en la guerra contra grupos terroristas, los cuales serían «fruto de la «firmeza extraordinaria de los sirios y el respaldo de su liderazgo».
En tanto Al Assad dijo ese mismo año que la situación de Venezuela en ese entonces, antes incluso del surgimiento de Guaidó como presidente interino, era similar a la de Siria.
«Al principio decían que las marchas en Siria eran pacíficas, pero al ver que no se propagaron las marchas y las protestas, infiltraron en ellas a sujetos para disparar a ambas partes, lo que produjo muertos. Entonces empezaron a decir que el gobierno mataba al pueblo«, consideró Al Assad, de acuerdo a RT.
«Hay una diferencia entre ser opositor y estar en contra de la Patria. Maduro es el primer blanco para Estados Unidos. Es algo tan obvio que no hay que pensar demasiado en ello», agregó el dictador.
No estaba claro si Arreaza, al hablar de los «consejos» para la «resistencia, victoria y la paz» se refería a la utilización de tropas rusas en operaciones dentro del país, como hace Siria, aunque militares del Kremlin ya se encuentra en Caracas y el ejército bolivariano está casi exclusivamente armado con equipamiento ruso.
Arreaza tampoco se refirió al uso de armas químicas contra la población como posible consejo de Assad.
Los primeros reportes sobre uso de estas armas prohibidas por la ley internacional llegaron en 2012, y en los años posteriores los informes por el uso de gas cloro, sarín y mostaza se reprodujeron en todo el país, en su mayoría a manos del ejército sirio de Al Assad pero también en algunos casos lanzados por grupos rebeldes.
Siria, de hecho, no era en ese entonces parte de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW), pero tras la presión internacional ejercida por la ONU y especialmente Estados Unidos, Francia y luego Rusia, ingresó en 2013 y accedió a destruir sus arsenales en 2014.
Pero cuando el régimen estuvo acorralado en 2015, los reportes llegaron una vez más, principalmente con el uso del asfixiante gas cloro en numerosos enclaves controlados por la oposición, y Rusia, que recién comenzaba sus operaciones en apoyo de Damasco, dejó de presionar.
Los últimos dos ataques reportados ocurrieron en abril de 2018 en Douma y en noviembre del mismo año en Aleppo. En el primer caso la OPCW confirmó el uso de cloro y la comunidad internacional apuntó contra al Assad, aunque Damasco y Moscú acusaron un atentado de falsa bandera. En el segundo caso el régimen sirio se declaró víctima de un ataque químico de parte de la oposición.
Además de los gases letales, Damasco ha sido acusado también de usar bombas de racimo, en algunos casos de construcción caseras, contra la población civil en los enclaves en poder de los opositores. Y se ha reportado también el uso de bombas termobáricas por parte de Rusia en pueblos y ciudades.
Fuente: Infobae