Las razones del enojo de Marcelo Tinelli con Mauricio Macri

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Marcelo Tinelli aún no definió si será candidato. «No es un político, no es una decisión fácil», lo excusa un dirigente de confianza que lo trata desde hace años.

Este viernes, el conductor estuvo en Salta, en compañía de Juan Manuel Urtubey. En la semana se había mostrado con Sergio Massa, en el Conurbano bonaerense. Antes con el gobernador Sergio Uñac. Y había almorzado con Roberto Lavagna. Este fin de semana podría volver a hablar con él para tratar de apaciguar las internas en el peronismo federal. Tanto el salteño como el ex intendente de Tigre lo quieren convencer de postularse en la provincia de Buenos Aires.

Lo que sí tiene claro el empresario es que la política le tira. Ya no lo oculta. Y que las razones por las que se distanció de Mauricio Macri, con quien tenía una relación sinuosa pero amistosa, van más allá del fútbol y la AFA: según su entorno más íntimo serían estrictamente electorales.

Para entender el enojo de Tinelli hay que remontarse a los últimos días de mayo del año pasado. «Uno puede servir al país desde muchos lugares. No descarto ingresar a la política», le dijo a Luis Novaresio en una extensa entrevista antes de empezar la nueva temporada del Bailando. Un mes atrás había empezado a tener sus primeras reuniones políticas en serio con Urtubey y el consultor español Antonio Sola.

«Para mí la economía tiene que tener tres patas: consumo, exportaciones e inversiones genuinas, no la timba financiera, como ha pasado en los últimos años. El consumo sigue cayendo muchísimo en este momento, pero no es de este gobierno, es estructural», siguió el conductor de televisión. En uno de los tramos de la nota se refirió a la pobreza.

«Qué loco que se mida en números. Para mí no es un número. La pobreza es un montón de cosas. Es estructural muchas veces, son las condiciones en las que esa gente se tiene que mover. Para mí es pobre alguien que tiene que esperar cinco horas para ir a un hospital. Eso no tiene índice, no hay medición», opinó, en línea con el concepto de «pobreza multidimensional» que defiende el Gobierno.

Las críticas al gobierno de Macri aún eran tibias porque su vinculación con el Presidente todavía sobrevivía. Se habían visto en Olivos, en el inicio de la gestión, en 2016, antes de la votación 38 a 38 en la AFA que sepultó el anhelo del ex vicepresidente de San Lorenzo de dirigir la sede de la calle Viamonte, una de sus mayores frustraciones.

El Presidente lo llamó al otro día de la nota con Novaresio. Se encontraron en Olivos, al muy poco tiempo, junto a sus mujeres, Juliana Awada y Guillermina Valdes, y conversaron un rato largo. «¿Tenes ganar de hacer política? Hacelo con nosotros», lo invitó Macri.

El conductor contestó con más discreción que el jefe de Estado. Pero a las pocas semanas ya estaba reunido con la gobernadora María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en las oficinas que hasta no hace mucho alquilaba en el edificio Grand Bourg, sobre la avenida Figueroa Alcorta, en una de las zonas más caras de la ciudad de Buenos Aires.

Con Vidal, Tinelli construyó una relación amistosa que mantiene hasta hoy, a pesar de que el conductor «anda por otros lados», como se excusan en el entorno de la mandataria. Con Rodríguez Larreta el vínculo es más sólido: se conocen desde hace años.

Según le confió el empresario a sus amigos, tanto la gobernadora como el jefe porteño volvieron a invitarlo en esa reunión a sumarse a Cambiemos. Tinelli incluso le aseguró a su círculo más íntimo que Vidal le planteó algunas dudas en torno a la búsqueda de su reelección -algunos en el círculo rojo ya impulsaban el «Plan V» ante la creciente impopularidad de la imagen presidencial, y descartado definitivamente por el propio Macri en estos días-. «Sumate», le sugirió Rodríguez Larreta, según la versión del conductor.

Desde ese momento, Tinelli habría tenido reuniones con miembros del gabinete bonaerense, que le habrían abierto los proyectos y programas de gestión, aunque varios de ellos le aseguraron a este medio que no lo conocen. Sí tiene una relación fluida con algunos de los ministros, como Cristian Ritondo, de Seguridad.

A principios del 2019, Tinelli leyó mientras descansaba, de vacaciones, un par de títulos en los que la cúpula del PRO ratificaba, como se preveía, que Macri, Vidal y Rodríguez Larreta irían por la reelección, y que el desdoblamiento del calendario de la provincia Buenos Aires empezaba desinflarse. También como se preveía.

«Las cosas cambiaron», le habría dicho Rodríguez Larreta al conductor el jueves 17 de enero, en un encuentro porteño en el que también participó la gobernadora. «Igual tranquilo que algo vamos a hacer», le prometió. Vidal le confirmó, cara a cara, que iría por la reelección bonaerense, según contó el empresario a su entorno.

Tinelli ya no volvió a hablar con Macri. Y empezó a tejer relaciones con el PJ federal, en plena campaña. En el 2015 ya habían habido cortocircuitos por el lugar que el conductor le dio a Daniel Scioli en el Bailando.

Hace un mes, en un extenso reportaje radial, el astro televisivo oficializó su enojo: «Macri y Cristina (Kirchner) son dos caras de la misma moneda, tienen picado el boleto», disparó. Y ya no parece haber vuelta atrás.

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