Roberto Lavagna está decidido a ser candidato a presidente de la Nación. Por estos días analiza el momento en que lo comunicará formalmente y quiénes estarán a su lado en el instante que materialice lo que, hasta el momento, ha dejado entrever con claridad. En la antesala de ese anuncio se formalizará el trabajo de una junta promotora, que es como decidieron denominar en el lavagnismo al equipo de campaña del ex ministro de Economía.
El primer lugar donde hará pie la candidatura será en la provincia de Buenos Aires.El economista le dio el visto bueno al armado de un grupo de dirigentes que trabajarán para construir una estructura territorial, diseñar las propuestas del plan de gobierno y promocionar su candidatura. La idea que tienen en el equipo de trabajo de Lavagna es, en los meses venideros, conformar una junta promotora en los 135 municipios bonaerenses. Luego replicar ese trabajo en las distintas provincias del país.
A partir de la próxima semana el ex ministro tendrá su búnker de campaña y oficinas para llevar adelante reuniones preelectorales. Será en un edificio ubicado en la calle Paraguay, entre Cerrito y Libertad. Las oficinas céntricas servirán también para que los equipos técnicos -en plena formación- tengan un lugar concreto en donde empezar a diseñar los lineamientos de la propuesta electoral.
La junta promotora que trabajará en Buenos Aires está formada por el ex embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Rodolfo Gil; el diputado nacional Eduardo «Bali» Bucca; el ex ministro bonaerense Alejandro «Topo» Rodríguez; el ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Camaño; el ex senador provincial Juan José Amondarain; la ex diputada provincial Valeria Amendolara; la dirigente randazzistaFlorencia Casamiquela; el ex diputado bonaerense Fernando Rozas y el dirigente peronista Eugenio Casielles.
Gil es un hombre de máxima confianza del ex ministro y forma parte de su mesa chica. Junto a Carlos Hourbeigt son quienes acompañan a Lavagna en cada reunión política. Sus principales asesores. Bucca es el nexo con Marcelo Tinelli y con los intendentes de la provincia. Además, es uno de los principales armadores de Alternativa Federal y quien mantiene un vínculo aceitado con los gobernadores del PJ. Rodríguez es la persona de mayor confianza en territorio bonaerense. Ex ministro de Asuntos Agrarios del gobierno de Daniel Scioli está cerrando en buenos términos su salida de la jefatura de Gabinete de La Matanza, un municipio que respalda la candidatura de Cristina Kirchner.
Camaño trabaja cerca del senador Miguel Pichetto. Amondarain proviene del Frente Renovador, estructura política que lidera Sergio Massa. Casamiquela es el contacto con Florencio Randazzo. Ex candidata a senadora por Cumplir y representante del randazzismo en Alternativa Federal. Casielles es un dirigente cercano al diputado Marco Lavagna, hijo del ex ministro. Rozas es uno de los promotores del peronismo federal en Buenos Aires.
Esos dirigentes vienen trabajando en forma coordinada desde hace 20 días e intensificarán su trabajo en la promoción de la candidatura presidencial de Lavagna. A ellos se sumarán representantes bonaerenses del socialismo y del GEN. En ambos casos, tienen el visto bueno de Miguel Lifchitz y Margarita Stolbizer, quienes impulsan con fuerza la candidatura del economista, y para el ex ministro son parte esencial del frente político que quiere liderar.
En el nuevo esquema provincial también habrá representantes del radicalismo. En el lavagnismo prefieren mantener la cautela sobre una posible alianza con un sector de la UCR. Están esperando la decisión orgánica del partido y si se produce alguna escisión del sector que está dentro de Cambiemos que termine respaldando la candidatura de Lavagna. El economista quiere que un sector del histórico partido sea parte del armado.
La junta promotora también se encargará de sumar a hombres y mujeres que están fuera de la política. Buscarán adeptos entre los empresarios pymes, en el ámbito de la cultura y en los gremios. Además, una gran apuesta será cautivar a jóvenes dirigentes vinculados a la política y a la sociedad civil. «No queremos cerrarnos en la representación político partidaria», sostienen en el lavagnismo.
Desde hace poco más de una semana en el entorno de Lavagna analizan con seriedad una hipótesis anclada en las últimas encuestas que recibieron. Creen que cuando formalice su candidatura, el ex ministro puede crecer en intención de voto y transformarse en un candidato competitivo en las elecciones generales. Tan competitivo que logre relegar a Mauricio Macri a un tercer lugar y genere un escenario de ballotage con la ex presidenta Cristina Kirchner.
Lavagna quiere evitar las polémicas y las respuestas mediáticas a los dirigentes de Alternativa Federal que cuestionan su pedido de consenso detrás de su candidatura. Esa fue la idea que le transmitió a los senadores del PJ una semana atrás, cuando compartió un desayuno en el Congreso. Les pidió patear hacia adelante la forma en la que se definirán las candidaturas y concentrarse en la construcción de un esquema electoral voluminoso y firme. En definitiva, no quiere confrontar con Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey.
Con la inauguración de su búnker de campaña y la organización de un grupo de dirigentes en Buenos Aires, Lavagna aceleró los tiempos de su candidatura. Tiene en claro que falta muy poco para el cierre de listas y que llegó el momento de darle sustento a su idea de competir por la presidencia de la Nación. El ex ministro parece estar dispuesto a emerger de la incertidumbre. Sabe que eliminar dudas implica ganar respaldo.