Vidal, en campaña: visitas sorpresa, Big Data, templanza y un chat de autoayuda con Macri

0
426

El lunes pasado, María Eugenia Vidal apareció de sorpresa en un acto escolar de la Escuela N°5 de Quilmes cuando ya estaba empezado, y se paró en silencio al lado de una mamá. Estaba acompañada solo por el director general de Escuelas bonaerense, Gabriel Sánchez Zinny, y el subsecretario de Cultura de Quilmes, Ariel Domene. Vidal se quedó escuchando cómo sonaba el violín en manos de uno de los chicos de esa escuela del sur del conurbano bonaerense. «¿Vos sos….?», le preguntó, no sin asombro, la mujer que tenía al lado. «Sí, ¿cuál es el tuyo?», le respondió en voz baja la gobernadora mientras sonaba la orquesta escolar. «Tengo cuatro hijos tocando», señaló con orgullo la mamá hacia el grupo de alumnos con los instrumentos.

Cuando terminó el acto, Vidal se quedó hablando con la directora de la escuela. Su visita al territorio ya había trascendido por los teléfonos celulares y no faltó otra mujer que, mientras la gobernadora se estaba yendo, la increpó: «¿No te da vergüenza hacer campaña con los chicos?». Vidal ignoró la crítica y siguió caminando.

Estaba en Quilmes, un municipio gobernado por Martiniano Molina, de Cambiemos, pero donde históricamente pisó fuerte el peronismo y en el que la diputada Mayra Mendoza de La Cámpora desarrolla su trabajo territorial.

Este tipo de visitas sorpresa y encuentros de cercanía los viene sosteniendo desde que asumió como gobernadora, pero decidió incrementarlos este año, frente a un panorama económico adverso y un escenario electoral complejo que no le garantiza retener la provincia. O al menos, no tan fácilmente como imaginó siendo la dirigente con mejor imagen en la política argentina.

Aunque no sea su competidora directa en territorio bonaerense, la casi segura candidatura de Cristina Kirchner para la Presidencia amenaza la reelección de Vidal. Ya no se trata de enfrentar a Aníbal Fernández, sino en los hechos, a otra mujer que tuvo en el pasado reciente un apoyo tan alto como ella, y cuya popularidad en el núcleo del conurbano bonaerense se mantiene.

Sin aviso previo

En su equipo de trabajo aseguran que esas visitas «no son planeadas» y que no avisan antes adónde va a ir. Explican que esas recorridas son «su cable a tierra». Esos encuentros cara a cara con los «desencantados» le permiten «no perder de vista la realidad de la gente que está remándola, y que quiere sentir que quien gobierna se acerca y escucha».

Las apariciones «sin aviso» de Vidal vienen sucediendo casi a diario y mantendrán ese ritmo los meses por delante. Quienes están cerca de ella no dudan: se la ve dispuesta a cargarse la campaña al hombro.

El mismo lunes, antes de ir a Quilmes, la gobernadora había visitado la escuela de Perros Guía de Ezpeleta recientemente inaugurada, y el martes, poco después de hablar con Mauricio Macri en un acto en Ensenada, la mandataria fue a una reunión de docentes en un jardín de La Plata.

¿Cuánto de esa «cercanía» que busca Vidal por necesidad electoral -pero también por «vocación social genuina», como sostienen quienes la conocen- tiene que ver con su condición de mujer? ¿Cuánta de la empatía personal que busca generar tiene que ver con su rol de madre que, seguramente, también se emociona en un acto escolar al actuar sus hijos? La respuesta es, probablemente, mucho.

Esa condición le significa una ventaja importante sobre Mauricio Macri, a quienes le reprochan no comprender ni sentir genuinamente las dificultades de la gente, más allá de las piezas comunicacionales del gobierno nacional que intentan mostrarlo «cercano» e interesado en los problemas de los ciudadanos de a pie.

Vidal tiene en claro que una porción importante del votante de Cambiemos está desilusionado y otro porcentaje –mayor- la está pasando mal por la debacle económica.

«En esos encuentros cara a cara -sin cámaras ni prensa-, hay veces que María Eugenia habla 20 minutos y puede quedarse escuchando una hora. Es una catarsis que la gente necesita. Quiere reclamar y que la escuchen. Y después, al final te agradecen por haber ido», señalan sus colaboradores. Aseguran que no perciben enojo, sí necesidades, y que en cualquier caso, la decisión de la gobernadora es «no sacarle el cuerpo a los problemas». Y esto tendría más que ver con su naturaleza personal que con la conveniencia política.

Quienes están en el día a día con ella cuentan que suele definir su relación con los bonaerenses como «un vínculo de amor y afecto», términos que pueden resultar ajenos a la disputa política en un territorio hostil a cualquier fuerza que no tenga raigambre peronista.

La Big Data

Sin embargo, esas visitas y recorridas «imprevistas «tienen un poderoso equipo detrás, que realiza un sofisticado cruce de información de los intereses y necesidades de los vecinos, por barrio y hasta por manzana, con el voto en la última elección, y la extracción socioeconómica.

Para eso recurren a algoritmos que peinan las redes sociales y analizan datos geolocalizados en poder del Estado, que se cruzan a su vez con la Encuesta Permanente de Hogares. Por medio de herramientas tecnológicas y un análisis sociológico de la Big Data, logran redirigir la conversación política y segmentar los mensajes para lograr una mayor efectividad en cada encuentro e interlocución con los vecinos.

Vidal sigue siendo Vidal en esos diálogos cara a cara, pero su equipo no deja nada librado al azar. A través de esta suerte de «mapa» que viene confeccionando desde el año pasado, se puede saber exactamente dónde está el voto descontento en un determinado barrio o qué reclaman los vecinos de otro.

Así, la visita a la escuela de Perros Guía de Ezpeleta -por más que sea la primera en su tipo de América Latina- no fue azarosa. El posteo más exitoso que tuvo en la redes Vidal fue cuando dijo que se iba a oponer a las carreras de galgos.

«Mantener la templanza»

En paralelo a esas apariciones casi cotidianas de Vidal en el territorio, el gobierno bonaerense está trabajando en nuevas medidas de contención social, en función de su costo fiscal. Se sumarán al paquete anticrisis que anunció la semana pasada con los reintegros del 50% a los clientes del Banco Provincia en supermercados, el tope a las cuotas de los créditos UVA y el congelamiento de la tarifa de la distribución de luz.

Vidal, mientras tanto y hasta que la situación económica mejore, pide «mantener la templanza». «Está convencida de que no hay que entrar en la vorágine de hacer lo que el mercado te dice para evitar otra corrida, ni dejarse llevar por climas un poco histéricos que se van generando, básicamente, por miedo a un posible triunfo de Cristina Kirchner», afirman quienes transitan las oficinas del gobierno bonaerense montadas en el Museo Ferroviario en Retiro.

«Por suerte sacó el libro», dicen que suele comentar con ironía la gobernadora, convencida de que el flamante best seller político de la ex presidenta deja expuesta su verdadera forma de pensar, olvidada por muchos por su prolongado silencio en público. «Sirve para los indecisos y los desencantados de Cambiemos, para despejar sus dudas de a quién votar», aseguran en su equipo de campaña.

Según el análisis que comparten -con mucho optimismo- quienes conocen el pensamiento de Vidal, Cambiemos estaría cohesionado detrás de la candidatura de Macri, «con un liderazgo firme en una coyuntura complicada», y consciente de que se está atravesando una crisis de la que «se va a salir adelante si se mantiene el rumbo en pos de cambios profundos y necesarios». En la oposición solo hay una figura sólida que es la de Cristina. En cuanto a la tercera opción, «sigue en el mismo lugar que en 2015 y 2017, sin tener en claro qué representa y sin resolver cuál va a ser su candidato en la Provincia de Buenos Aires».

Destierro del «Plan V»

«No hay Plan V», repiten hasta el cansancio los que rodean a la gobernadora. Se ofuscan ante el pedido que dejó explícito el sector empresario la semana pasada para que Vidal sea la candidata a la presidencia, un deseo que comparten quienes creen que el desgaste de Macri es irremontable, y que perdió la capacidad de generar esperanza en los votantes.

«La pérdida de gobernabilidad en este contexto del país sería insostenible a seis meses del recambio del poder, y Macri quedaría muy debilitado», aseguran. Ese análisis sería compartido por Vidal, quien en Ensenada ratificó públicamente que busca quedarse cuatro años más en la provincia.

Sus íntimos sostienen que no se imagina presidenta y que «en el contexto actual, solo puede pensar de acá a mañana».

Aprendió un consejo que le dio Macri cuando era su ministra de Desarrollo Social en la Ciudad: «El día tiene 24 horas y la energía es una sola. Uno tiene que definir dónde la pone», le dijo el entonces jefe de Gobierno. Quienes la conocen de aquella época dicen que Vidal no entendió en aquel momento esa recomendación. Hoy sí. «Por eso, no quiere gastar energía en las internas políticas. Prefiere concentrarse en la gestión y el contacto con la gente, que es lo que le gusta hacer», afirman.

Chat de autoayuda con Macri

Los que rodean a la gobernadora destacan que el vínculo que tiene con Macri es «personal, de confianza y que se sostiene en el tiempo. Se construyó desde antes de llegar al Gobierno, y es real, no forzado por la necesidad política». Incluso, cuentan que se ríen del supuesto malestar entre ambos. «Hace tres años que a Macri le dicen que María Eugenia mide mejor que él, y se lo banca sin ningún problema», aseguran en la Rosada.

Esa relación es la que hace que Vidal y Macri hablen o se manden mensajes de Whatsapp los domingos a las siete de la tarde. «Es una suerte de grupo de autoayuda. Los dos cargan con el enorme peso de la gestión y sienten la presión de estar en un lugar difícil», describen quienes conocen esos intercambios. En algún momento pensaron en sumar a Cristian Ritondo, por la dimensión de la tarea que tiene al frente de la Seguridad en la provincia de Buenos Aires, pero por ahora el ministro de Vidal no fue incorporado a esos diálogos de contención mutua.

Los miedos

El temple que Vidal intenta transmitir en medio de la disparada de la inflación, la corrida del dólar y el desencanto de los votantes, pareciera a prueba de balas. No pierde la calma, pero tampoco la vehemencia. «Siempre la remó desde atrás y no tiene miedo a perder las elecciones, aunque está claro que querría que no suceda. Ella siente que perder es una circunstancia de la vida», aseguran quienes la tratan diariamente. Y para convencer a los incrédulos, agregan que no se imagina para siempre en la política, y que su vocación social va más allá de un cargo en la gestión pública.

Y entonces, ¿a qué le tiene miedo la gobernadora que mutó de «Heidi» a la «leona» que combate contra las mafias? La respuesta de alguien de su confianza llega, casi inesperada, vinculada a su rol de madre: «A que se le enferme un hijo, por ejemplo. Eso la puede desestabilizar mucho más que un revés político».

Única mujer en la mesa de decisión del PRO, decidió no rodearse de mujeres en su gabinete bonaerense. Consciente del tiempo que falta para las elecciones, en un escenario económico y político muy volátil, reconoce que está en un lugar difícil pero se muestra confiada en poder renovar su mandato, y darle los votos a Macri que necesita para permanecer en la Rosada. Sabe de sus fortalezas y debilidades. «En el 2020 se abre otro panorama, con otro escenario para una segunda etapa», asegura ante sus interlocutores. Un horizonte que está muy cerca, y muy lejos a la vez.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here