El Papa recibió a Zaffaroni y a jueces argentinos y expresó su preocupación por la intervención judicial en el escenario político

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Eugenio Zaffaroni y el papa Francisco no se veían tan de cerca desde hacía tiempo. Este martes se reencontraron en el Vaticano en el marco de un congreso sobre «Derechos sociales y doctrina franciscana». Ante más de 50 jueces y juezas de toda América, incluidos unos 20 de Argentina, el ex ministro de la Corte Suprema y el Sumo Pontífice coincidieron sobre el rol de la Justicia.

«Cada sentencia es una acto político. El derecho es lucha, y tenemos que ser partisanos y políticos. Cada sentencia nuestra es un acto político. Porque es un acto de gobierno de la polis. Mentira que podemos ser neutrales, mentira que podemos ser imparciales; imparciales individualmente no podemos ser», planteó Zaffaroni durante su discurso.

Y agregó: «No podemos ser ni apartidarios ni aideológicos (sic), porque no hay ningún ser humano que sea así, y si lo hay, es un ser patológico, no es un juez. Asumamos nuestra responsabilidad, tengamos conciencia de lo que debemos hacer y sigamos luchando».

El encuentro, liderado por el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo –de la Pontificia Academia de las Ciencias–, se centró en cómo la Justicia y los jueces pueden ayudar a reorganizar la vida social y económica en los países de América y el resto del mundo.

Además de Zaffaroni, entre los representantes argentinos estuvieron la presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, Inés Weinberg de Roca; el defensor general de la Ciudad, Horacio Corti; el camarista general Guillermo Treacy; el juez de cámara Carlos Balbín y la jueza de cámara Fabiana Schafrik; el juez de la Cámara del Trabajo Roberto Carlos Pompa y la jueza Elena Liberatori.

Zaffaroni moderó el segundo bloque de ponencias. Cada disertante tuvo 15 minutos para exponer sus ideas respecto de cómo optimizar las políticas judiciales en torno del cabal respeto por los derechos humanos, promoviendo encuentros de formación, cursos, etc.

Luego de un breve break, comenzó el tercer y último bloque. A su término, el papa Francisco ingresó a la sala. En sus primeras palabras destacó el rol de los magistrados y su labor «constante a que el derecho de las personas, sobre todo el de las más vulnerables, sean respetados y garantizados».

El Sumo Pontífice aprovechó el encuentro para manifestarles su preocupación por la intervención judicial en los escenarios políticos.

«Me preocupa una nueva forma de intervención exógena en los escenarios políticos de los países, a través del uso indebido de procedimientos legales y tipificaciones judiciales», dijo.
El Papa advirtió sobre el uso del off the record: «Además de poner en muy serio riesgo la democracia, generalmente es utilizado para minar los procesos políticos emergentes y propender a la violación sistemática de los derechos sociales».

Finalmente, pidió  que «para garantizar la calidad institucional de los Estados, es fundamental detectar y neutralizar este tipo de prácticas que resultan de la impropia actividad judicial en combinación con operaciones multimediáticas paralelas».

Este martes, los participantes firmaron un documento de compromiso y conformaron un comité permanente panamericano para la participación de la Justicia en la tutela de los denominados derechos sociales. El comité está conformado por siete miembros que estarán en su cargo durante dos años.

Declaración de Roma:

Los abajo firmantes, participantes de la primera Cumbre Panamericana de Juezas y Jueces sobre derechos sociales y doctrina franciscana, declaramos:

Nos asiste una profunda preocupación por el deterioro de los sistemas normativos nacionales e internacionales y en particular por la degradación en el ejercicio universal de los derechos económico, social y culturales.

Observamos un pronunciado proceso mundial de dualización social que conlleva a justicia estructural y violencia; minorías cada vez más pequeñas concentran en forma inédita la riqueza del plante, disminuyendo el bienestar y la dignidad de millones de seres humanos.

En forma paralela advertimos que el actual sistema económico mundial poco y nada hacen para preservar el equilibrio ambiental, coadyuvando en esta forma a una degradación integral de la existencia humana.

La palabra y el ejemplo de Francisco nos interpelan sustantivamente y promueven independiente de nuestra creencia religiosa personal, replanteos y abordajes críticos de nuestra visión judicial.

La actual situación de la humanidad exige de quien tenemos la enorme responsabilidad de controlar judicialmente el cumplimento de los derechos humanos una postura firme y valiente que limite en la práctica el avance de las prácticas destructivas y degradantes del hombre y del plantel.

Consideramos que los estados asuman la operatividad incondicional de los derechos económico, social y culturales y a los fines de su estricto cumplimiento, modifiquen su política presupuestaria logrando ecuaciones más equitativas y justas.

Hacemos un llamado a todos los países para que alcancen los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, que son compromisos específicos y con plazo de nuestra generación, para cumplir con la declaración universal de los derechos humanos y los acuerdos relaciones con los derechos humanos.

Hacemos un llamado a todos los países para que tomen medidas decisivas para cumplir los objetivos del acuerdo climático de París, que son vitales para la supervivencia y el bienestar humano, especialmente para los pobres y las generaciones venideras.

Entendemos que no hay posibilidad de vivir en paz y democracia en procesos políticos y sociales en los que se profundicen el descarte de las personas y la destrucción del medio ambiente.

Alertamos sobre el uso que en la actualidad se hace de una parte del poder judicial para modificar escenarios políticos y económicos, desnaturalizando las funciones judiciales y destruyendo la democracia con el costo que eso implica para el desarrollo de los derechos humanos.

Resaltamos que los sistemas de comunicación concentrados cuando actúan para presionar a los poderes públicos pierden su esencia y hacen peligrar la institucionalidad al sustituir los poderes públicos mediante operaciones mediáticas de dudosa legitimidad.

En este contexto de crisis planetaria, hacemos un llamado los colegas jueces de las Américas para asumir el rol que el ahora nos exige, coordinando esfuerzos, diseñando estrategias y ratificando de forma cotidiana nuestro compromiso con la dignidad humana y la paz global, como también para la revalidación de los derechos humanos en todas las dimensiones.

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