Los gobiernos de América latina, región diversa y de gran biodiversidad, que será sede de la cumbre de cambio climático (COP25) este año, deben demostrar que formar parte del Acuerdo de París es mucho más que firmar un documento. Ese fue parte de los mensajes transmitidos ayer por organizaciones latinas presentes en una reunión de avance en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático(CMNUCC), que culmina su primera semana de negociaciones en Bonn, Alemania.
Representantes de Colombia, Brasil, Nicaragua y Chile, el país anfitrión de la COP25, reflexionaron acerca de qué significa la ambición climática para esta región y apuntaron los cañones a las políticas de brasileñas y chilenas. Es que, luego de dos reportes contundentes, publicados por organismos dependientes de la ONU en los últimos seis meses, la región aparece entre las más afectadas por los efectos de la crisis climática.
Un millón de especies en peligro de extinción y los eventos climáticos extremos que afectan cada día más agresivamente a los países ponen en evidencia la magnitud del fenómeno. «América latina debe alinearse con el Reporte Especial 1.5 del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)», indicó Alejandro Alemán, del Centro Humboldt de Nicaragua y coordinador de Climate Action Network América latina, estableciendo la senda que debe tomar la ambición por el clima a nivel regional.
Según lo establece el Acuerdo de París, los países deben asumir compromisos para reducir los gases contaminantes para tratar de frenar el aumento promedio de la temperatura del planeta en 1.5ºC. Hasta el momento, la suba es de 1ºC y la urgencia es innegable. «Actualizar las contribuciones nacionalmente determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) debe ser visto como una oportunidad para reforzar los planes de desarrollo de cada país y alinearlos con los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), particularmente aquellos que tienen que ver con género y reducción de la pobreza», añadió. «Hablamos de implementar acciones y medidas basadas en las contribuciones que provee la naturaleza y no de otras que suelen ser evocadas en este tipo de conferencias.», dijo.
«Estamos bastante decepcionados: el gobierno tiene una retórica internacional de ambición y llamado a la acción, y eso no se refleja en los planes de mitigación y adaptación nacionales», advirtió, adicionado que «la participación ciudadana se limita a reuniones de carácter informativo, sin espacio para el debate y la incidencia.». Chile anunció un plan para dejar el carbón como combustible para generar energía para el año 2050; sin embargo, las ONGs sostienen que es insuficiente.
Y si la transición de Chile no luce bien, la situación en el país más grande de la región y parte de las 20 economías más grandes del mundo (G20) no pinta para nada mejor. «Brasil no logrará cumplir con su meta climática para 2020 y está fuera de rumbo para cumplir con su NDC«, dijo Carlos Rittl, Secretario Ejecutivo de la red brasileña de ONGs, Observatorio del Clima.
Según los representantes de la sociedad civil, el Gobierno de Jair Bolsonaro, que asumió el 1° de enero pasado, desmanteló la gobernanza climática del país, cerró las oficinas federales responsables del control de la deforestación y lanzó un ataque contra las tierras indígenas y otras áreas protegidas, entre otras medidas de similar gravedad. ¿Las implicaciones de esta agenda? La deforestación en el Amazonas, que venía disminuyendo, está nuevamente en fuerte ascenso: de hecho, los niveles registrados en marzo fueron los más altos para dicho mes en más de una década. Entre enero y febrero, declinaron en 70% los trabajos para frenar la deforestación en el Amazonas (58% es el promedio a nivel país), con el consecuente aumento del riesgo para las comunidades indígenas locales.
«Lo único que ha hecho hasta ahora Brasil por el Acuerdo de París es firmarlo. Pero, una firma no basta. Hay que cumplir las metas con las que el país se comprometió. Y la agenda actual es completamente contraria», concluyó Rittl.
Ahora bien, no todas son malas noticias. La Plataforma de Comunidades Locales y Pueblos Indígenas de la CMNUCC, negociada en la COP24 de Polonia, tuvo su primera reunión en Bonn esta semana para esbozar un plan de acción para 2020/2021. «Acogemos como muy esperanzador que las comunidades tengan no solo su grupo facilitador, sino también su primera reunión«, remarcó Angélica Beltrán, de la Asociación Ambiente y Sociedad de Colombia.
«El plan de acción tiene muchas cosas interesantes. Habla, por ejemplo, de soluciones basadas en la naturaleza, el reconocimiento del conocimiento ancestral de estos pueblos y de la inclusión de sus saberes en, por ejemplo, los reportes del IPCC», detalló. En cuanto a la capacitación, reconoce, «es importante que sea de doble vínculo, es decir, no solo hacia los pueblos indígenas, sino también desde ellos hacia la Convención», agregó.
Laura Rocha/Infobae