Quién es Bruno Díaz, el asesino de Villa Lugano que se fugó de una cárcel uruguaya junto a un capo de la mafia calabresa

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Bruno Ezequiel Díaz está en alguna parte. La Policía de Uruguay intenta seguirle el rastro. Quizás, en su cabeza, mientras corre, Díaz se siente en medio de las estrellas. Hizo lo que quizás no habría hecho ningún ratero y asesino de Villa Lugano, su barrio: escaparse de la cárcel junto a un capo de la mafia calabresa.

Este lunes, Rocco Morabito, capo de la ‘Ndrangheta detenido en 2017 tras residir por casi diez años en Uruguay, se escapó de la Cárcel Central de Montevideo por la azotea de la Jefatura Central de Policía para meterse en la casa de una vecina y continuar su huída. Morabito, señalado como uno de los reyes del negocio de la cocaína del norte italiano, fue condenado a 30 años de cárcel por asociación criminal y tráfico de drogas, entre otros delitos. El gobierno italiano, que requiere la extradición de Morabito hace más de 20 años, no se sintió feliz al enterarse. El diario El País de Uruguay aseguró que el vicepresidente Matteo Salvini calificó la fuga del capo como «desconcertante y grave» y aseguró que pedirá «explicaciones inmediatas».

En medio de todo este bochorno de gravedad internacional se escaparon tres hombres más, detenidos por varios delitos. Díaz, de Lugano, de la calle Napoleón Uriburu, lejos de ser un capo de nada, era uno de ellos.

También esperaba que lo extraditaran. Lo habían detenido en Uruguay el 25 de mayo de este año, acusado de un homicidio particularmente brutal, cometido no con un cuchillo o una pistola, sino con una botella rota. A comienzos de marzo de este año, días después de salir de la cárcel tras pasar casi un año preso por robo, Díaz, según la imputación en su contra, enfrentó a Axel Smith, de 21 años, de su mismo barrio, y le enterró una botella rota 20 veces en el cuerpo, a las 13:50 de un viernes, a plena luz del día, a cuadras del colegio Lola Mora.

Díaz huyó. El SAME encontró el cuerpo sin vida de Axel poco después. Había que escuchado, supuestamente, que Smith estuvo con su ex novia mientras él estaba en la cárcel.

El joven muerto fue velado en un club de su barrio, llorado por muchos. Hicieron marchas para reivindicarlo, pancartas. Susana Alaniz, su madre, se enteró de su detención en Uruguay gracias a un policía, algo que le trajo un poco de paz. Ahora esa paz no existe. Infobae se encarga de decirle que el acusado de matar a su hijo está suelto, prófugo y fugado de una cárcel de otro país, junto a un verdadero capo mafia.

Susana llora, se tranquiliza, llora otra vez. «No lo puedo creer, por favor, ¡qué hijo de mil putas! ¡Quiero que lo agarren, por Dios! ¿Cómo se pudo escapar? No puede ser que esa rata inmunda este suelta. Y no saben para dónde se fue, si viene para acá de vuelta no lo va a agarrar nadie. Yo no quiero que lo maten, quiero que pague, me lo destrozó a mi bebé. Solamente un mafioso lo puede sacar. Pensé que iban a hacer la extradición, pero todo es burocracia», dice: «Esto es remover todo otra vez. No lo soporto. Con esta noticia todo el dolor que tengo se agranda más».

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