Se enojó porque un enfermero no lo atendía y le arrancó parte de una oreja de una mordida

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La Cámara Penal de Esquel le dictó prisión preventiva a un hombre de 32 años que el pasado fin de semana se enojó con un enfermero que estaba de guardia en el hospital local y le arrancó de una mordida el lóbulo de la oreja derecha.

Los hechos ocurrieron el domingo a la madrugada en el Hospital Zonal de Esquel cuando el agresor, identificado como Sebastián Thomsen, oriundo de Mar del Plata, ingresó a la guardia por una dolencia en la espalda.

«Enojado porque no lo atendieron de inmediato, primero golpeó la puerta, luego comenzó a patearla y por último ingresó para agredir directamente al enfermero que estaba en el interior haciendo su actividad», describió la jefa de la comisaría primera de Esquel, Carolina Pauli.

Según el portal ADN Sur, Thomsen le dio un golpe de puño en el lado lateral derecho del rostro, una patada en el pecho haciéndolo caer y otro puntapié en la cabeza. Después le mordió la oreja.

«El enfermero refiere que en plena pelea nota que le corre un líquido tibio por la parte del cuello y percibe que es su propia sangre, lo cual comprueba luego cuando el agresor escupe el pedazo de orejaque le había arrancado de una mordida y tenía en la boca», agregó la Policía.

De acuerdo con fuentes hospitalarias, el enfermero se encuentra fuera de peligro y fue operado. Thomsen, en tanto, «fue arrestado tras una hora y media de refriega, porque intentó darse a la fuga, se resistió por todos los medios e incluso se autolesionó en el calabozo».

Al parecer, el agresor había llegado a Esquel la semana anterior para desarrollar su actividad laboral, vinculada con la venta de libros, y no contaba con ningún antecedente penal en esa jurisdicción.

Durante la audiencia de control de la detención y formalización de la investigación, el imputado leyó una carta dirigida a la víctima, pidiéndole perdón. Sin embargo, la Justicia dispuso mantener a Thomsen detenido por 15 días de manera preventiva por los cargos de daños, lesiones graves y resistencia a la autoridad.

Clarín

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