Para lograr su reelección, María Eugenia Vidal necesita sacar más votos de los que obtuvo Cambiemos en 2015 y 2017

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Es sabido que María Eugenia Vidal no la tiene fácil en la provincia de Buenos Aires. Su reelección hubiera estado asegurada si se desdoblaban las elecciones, pero en el escenario que decidió la mesa chica de lo que por entonces se llamaba Cambiemos, cuando Mauricio Macri estaba en sus peores guarismos desde que llegó a la Presidencia, el panorama se le complicó.

Aunque recién al término de la semana llegarán las encuestas que mandó a hacer su equipo después del cierre de las listas, donde vendrán discriminados cada uno de los distritos y cada uno de los candidatos que competirán en las PASO, por lo menos la gobernadora tiene la tranquilidad de que la situación económica se estabilizó y que el Presidente empezó a crecer en imagen e intención de voto. Hasta ahora, Macri tiene una diferencia de «solo 10 puntos abajo» de Cristina Fernández de Kirchner, 32 contra 42. Estuvo bastante peor.

La esperanza, claro, es que la inflación se mantenga en baja, el dólar estable y nadie en el Gobierno se mande ninguna macana. «En un contexto como el que venimos, tenemos chances», dicen cerca de Vidal. Aunque nunca nada es sencillo en la vida política. Con el peronismo unido en Buenos Aires, y un escenario de polarización como el que se está viviendo, «si María Eugenia saca el porcentaje de votos que logró Esteban Bullrich en el 2017, 41%, difícil que nos alcance para ganar».

Es que unidos los intendentes peronistas, La Cámpora y Sergio Massa detrás de la candidatura de los Fernández, el peronismo arranca con un piso alto, que está entre 39 y 43%. «Muy difícilmente puedan sacar algún voto más, pero nos lleva a plantearnos una dinámica que nunca implementamos hasta ahora en la Provincia», fue la explicación que se le dio a Infobae.

Así de difíciles están las cosas para Vidal y el equipo de Juntos por el Cambio. En octubre de 2015, fue la gobernadora, obteniendo 39,5%, que alcanzó gracias a un corte de boleta del orden del 6%, quien logró que la votara gente que no quería que la provincia fuera gobernada por Aníbal Fernández. Pero en las PASO, Vidal había sacado 26% contra 36% que sacó el candidato del FPV, una diferencia de 10 puntos. Felipe Solá, el candidato de UNA (que llevó de candidato a presidente a Sergio Massa), obtuvo el 18%. Ya en el 2017, el candidato a senador Esteban Bullrich sacó 34,19% y Cristina Kirchner 34,11%, en tanto Florencio Randazzo 5,9%

Hoy el candidato es Axel Kicillof, de buena imagen en las encuestas y muy beneficiado por el arrastre de la candidata a vicepresidente, lo que les asegura un piso de 40% para las primarias y un corte de boleta prácticamente nulo. «Solo podría verificarse el corte de boleta si les fuera relativamente bien en las PASO. Es decir, si perdieran, aunque por un porcentaje que no exceda el 5 o 6%, mientras Macri ganara o se acercara a ganar a escala nacional», creen en La Plata. En ese escenario, están seguros, los intendentes peronistas podrían hacer un corte de boleta que los beneficie.

Para salir del complejo laberinto, los estrategas de Vidal encontraron un camino esforzado pero posible: lograr que un porcentaje de votantes de los distritos más grandes y pobres del Courbano, que nunca los votó, ahora lo haga. Estamos hablando de La Matanza, Moreno, Florencio Varela, Malvinas Argentinas, Merlo, un electorado que había empezado a acercarse a Cambiemos con los notables avances en seguridad y salud, en cloacas, en asfalto y Metrobus, pero que con la difícil situación económica se produjo un enfriamiento que tiró en saco roto el conjunto de la gestión.

«Con la mejora económica, esos esfuerzos se ven», comentó la gente de la gobernadora.

«Además, tenemos muy claro dónde ir a buscarlos, muchos ya conocen a nuestra gente porque llegamos en el 2015 y no nos fuimos y no dejamos de caminar por los barrios ni en los peores momentos, lo que creemos que se va a valorar a la hora de pedir el voto», agregaron.

En diálogo con Infobae, los dirigentes del PRO de La Matanza, Florencio Varela y Moreno están confiados en poder descontar la diferencia. «Un punto que sumemos en nuestros distritos es una ayuda crucial para María Eugenia, así que estamos dejando todo», aseguraron.

Mientras tanto, el esfuerzo de organización se mejoró en cada campaña. El jefe de Gabinete de Vidal, Federico Salvai, tiene un tablero control con las fechas precisas en que debe salir cada nuevo spot, que arrancó con uno que muestra el avance en las obras, continúa con otro sobre lo realizado en seguridad, y concluye con un pedido de la gobernadora para que la voten.

Entre otras excentricidades de esta campaña, llama la atención que entre las tácticas centrales, Salvai destacó el envío de carteles a los principales distritos del conurbano, algo que cuatro años atrás era considerado una verdadera herejía en la campaña de la «nueva política» de Cambiemos. Al punto que uno de los candidatos en estos distritos que difícilmente se ganen pero que donde se necesita descontar diferencia, no ocultó que le llamó la atención que el envío que estaban por «bajarle» a su distrito.

Macri, por supuesto, también hace su aporte. Hoy estará bien temprano inaugurando el Metrobus en San Martín, donde estará el candidato a intendente de Juntos por el Cambio, Santiago López Medrano, pero también el intendente actual, Gabriel Katopodis, que va por la reelección. Una semana atrás, también en San Martín, la gobernadora inauguró el SAME, incorporando 11 nuevas ambulancias al sistema de emergencias municipal y un número 107 integrando los dos sistemas.

¿Alcanzará para ganar? La verdad que no lo saben. Por ahora, solo están enfocados en explicar que es Vidal o el sistema que gobernó la provincia durante 28 años.

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