María Eugenia Vidal se juntó con los candidatos que en 2017 ganaron en la primera sección electoral

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No está segura, pero María Eugenia Vidal cree que lo puede lograr. Para eso, ella y su equipo de campaña, más que nada sus candidatos, están haciendo un esfuerzo contrarreloj para llegar a las PASO con la menor diferencia posible frente a su principal rival, Axel Kicillof, que está traccionado por los votos de la fórmula de Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner que tiene en la provincia de Buenos Aires una de las más alta intención de voto de todo el país. Con una diferencia en las primarias de -por ejemplo- 39 a 42, estaría muy posicionada para ganar la general.

Obviamente, la primera y la tercera sección electoral son las clave ya que, juntas,  representan algo más de 9 millones de habitantes (casi el 70% del total provincial), divididos en partes prácticamente iguales. En 2015, la Gobernadora triunfó en la mayoría de las 135 intendencias de la Provincia y ganó 7 de las 8 secciones electorales, pero en los 40 distritos del conurbano se juega la elección, la madre de todas las batallas.

La primera sección, por estructura social, es más afín a Juntos por el Cambio, ya que predomina la clase media. En el 2015 ganó las intendencias de Vicente López (Jorge Macri), Tres de Febrero (Diego Valenzuela), Pilar (Nicolás Ducoté), General Rodríguez (Darío Kubar) y Morón (Ramiro Tagliaferro), pero este año va por más.

Hoy sorprendió por la mañana a los candidatos «sin tierra»  Santiago López Medrano,  Gastón Di Castelnuovo y Lucas Delfino, llamándolos para pedirles que la acompañen a una actividad en Morón para hablar de la campaña y darle un nuevo empuje al último tramo antes de las elecciones.

No es una casualidad que Vidal haya elegido a los candidatos de San Martín, Ituzaingó y Hurlingham. Los tres ganaron las legislativas en el 2017 y en este momento, cuando en las encuestas volvió a recuperarse incluso Mauricio Macri, están para ganar sus intendencias en el 2019.

En diálogo con Infobae, Delfino aseguró que «en las 45 visitas diarias que estoy haciendo en Hurlingham, donde veo por lo menos 150 personas por día, el cambio de clima es real, bajó el enojo». Y «el otro día, una chica se acercó, me dio el número de celular para que podamos mandarle las propuestas al WhatsApp, y me dijo que no me sorprendiera si veía que en su foto reclamaba «Dónde está Santiago Maldonado», porque me contó que era del PO. Me dijo que a presidente y diputados iba a votar otra cosa, pero que a gobernador e intendente quería ponerlo en algo útil y nos iba a votar a Vidal y a mí».

Algo similar sucede en San Martín. El ministro de Desarrollo Social, López Medrano, no fue candidato en el 2017, pero no dejó de salir a recorrer el distrito aún en los momentos más difíciles. Hoy la situación parece jugarle a favor, no solo porque Mauricio Macri aumenta la intención de voto en su distrito, sino porque la inauguración del Metrobus que se concretó la semana pasada disparó un optimismo poco común entre los habitantes. «Antes del cierre de listas el Presidente estaba en 35% y la Gobernadora en 40%, estoy seguro que ahora estarán mucho mejor ambos», comentó

En Ituzaingó la situación es similar. «En la primera semana de junio, Vidal medía 41.4% y Macri 34.1%, en tanto Kicillof 36.7% y Fernández 40%, en tanto la boleta completa de Cambiemos estaba en 37% y del Frente de Todos en 38%, no me cabe la menor duda que esos números mejorarán en la próxima medición, que está al caer», explicó Di Castelnuovo.

Así, llegar al 34% que Esteban Bullrich sacó en la primera sección en el 2017 para las PASO no parece difícil, ni tampoco llegar al 38% que obtuvo en la general. Y si bien hay distritos difíciles, como Moreno y Merlo, donde Juntos por el Cambio está jugando fuerte también, la pregunta es qué puede pasar en la Tercera Sección Electoral.

Lo que trascendió es que desde la conducción de la campaña se les pusieron altos objetivos a los candidatos en cuanto a porcentajes. Necesitan que Vidal llegue a 43% en la provincia, ya que no pueden confiar en el corte de boleta que automáticamente operó una parte importante del electorado, entre 6 y 7%, asustado por la llegada de Aníbal Fernández y los rumores de sus vínculos con el narcotráfico.

«Ahora existe un cuco que se llama La Cámpora, que tiene entre 60 y 70% de imagen negativa, mucho peor de lo que tenía Aníbal en el 2015, pero como ocultan a los que vienen de esa agrupación, no podemos confiarnos en eso, buscamos llegar con nuestros votos propios y posicionando lo malo que sería que vuelvan los que dejaron tan mal a la Provincia», enfatizaron en el búnker de campaña.

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