La expectativa por ver el clásico andino en la final del handball masculino hizo que los fanáticos lleguen al Polideportivo 1 de la Videna con varias horas de antelación para ver el cruce entre Argentina y Chile. Incluso el partido por el bronce, en el que Brasil aplastó a México, sirvió como un espectáculo telonero para el vibrante choque que animaron los aspirantes al oro.
Una bandera gigante de Racing hockey se destacó sobre la pequeña popular que estuvo distribuía en su mayoría por hinchas argentinos (un 70%), y el resto distribuidos entre los fanáticos de La Roja y algunos brasileños que se quedaron a la espera de la premiación.
Vamos, vamos Selección, hoy te vinimos a alentar, para ser campeón, hoy hay que ganar, era el tema más escuchado que bajaba desde las gradas. «Estoy tan nervioso, que ni siquiera les escribí para ver cómo estaban antes del partido», le dijo a Infobae Luis Simonet, padre de los tres mosqueteros que mantienen el legado que les trasladó el ex jugador de Ferro. «Yo no me pude aguantar, en el grupo de la familia tuve que preguntar ¿cómo andan mis muchachos? Cuando me respondieron, me quedé tranquila», intervino Alicia Moldes, madre de los protagonistas.
La salida de los equipos cargó de euforia al escenario. Las linternas de los celulares acompañaron las canciones futboleras que contagiaron hasta al propio Gerardo Werthein, titular del COA, al sacarse la bufanda para revolearla al viento con una sonrisa de satisfacción que no podía ocultar.
La ventaja de 4 a 0 gracias a los tantos de Federico Pizarro y Diego Simonetmarcó una tendencia que de a poco se fue desvaneciendo gracias a la solidez del arquero chileno, Felipe Barrientos, y los contragolpes comandados por Daniel Ayala, Esteban Salinas y Erwin Feuchtmann.
Con mucha más efectividad que su rival, Chile logró ponerse en ventaja por primera vez en la noche cuando restaban 7 minutos para el descanso. El 11-10 a favor del combinado liderado por Vicente Cotrina se basó en el talento del goalkeepertransandino.
Sin embargo, cuando el cronómetro llegó a la media hora, Argentina logró barrenarla marea roja para irse al vestuario con un 15-14 favorable.
El golpe por golpe no dio tregua y la paridad del pleito cargó de tensión a la velada. «Por ahora, mantenemos la cordura», analizó Werthein entre su círculo más íntimo cuando los protagonistas se fueron a refrescar.
En la reanudación del pleito Matías Schulz se volvió impenetrable. El arquero le bajó la persiana a su valla nacional para que el elenco albiceleste recupere oxígeno con el 21-15 gracias a la obra del Chino Simonet.
Con el margen a su favor, los de Manolo Cadenas mantuvieron la distancia de 4 tantos para llegar al final sin sufrir más de la cuenta y cerrar el marcador con un 31-27 definitivo. Los errores ajenos de los chilenos, producto de la desesperación, contribuyeron para que la Argentina se suba a lo más alto del podio y saque los boletos rumbo a Tokio. Los Gladiadores viajarán a Japón en kimonocon el brillo del oro Panamericano.