Fernando Henrique Cardoso: «Argentina es un gran país, no comparto la visión pesimista»

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«Yo creo que la Argentina tiene calidad de gran país, no comparto la visión pesimista sobre la Argentina. Tiene una fuerza muy grande», planteó esta mañana el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso en una jornada de debate que se realiza en el MALBA.

Durante una entrevista realizada por el periodista de Clarín Ricardo Kirschbaum, el  sociólogo de 88 años abordó diferentes cuestiones coyunturales que se debaten en todo el mundo.

En esta nota, un repaso por sus frases más salientes

La Argentina

«Tenemos una relación muy afectiva con Argentina. Yo creo que Argentina tiene calidad de gran país, no comparto la visión pesimista sobre la Argentina. Tiene una fuerza grande. Yo fui profesor en Chile, en Flacso. Los mejores estudiantes siempre fueron los argentinos y los uruguayos, después venían los demás. Siempre tuvieron una capacidad de razonar muy fuerte. Les entusiasma la discusión. Son racionales y pasionales. Pero no son desordenados. Se apasionan por líderes también».

«Visto desde el lado de un brasileño, cuando uno sale de Brasil y llega al sur, nos entendemos. Cuando vamos a Chile, es otro mundo. Para mí el sur de Brasil, Uruguay y Argentina son una cosa; Chile es otra cosa».

«Somos menos democráticos y menos europeos de lo que creíamos. Esa ambivalencia es así. Tenemos fuerza. Yo siempre fui muy partidista de una convergencia del sur del continente en el Mercosur».

La transición del poder con Lula Da Silva

«Estábamos en una crisis muy seria, con ataques a la moneda, la situación fiscal era discutible y había que hacer un acuerdo con el Fondo Monetario. Yo tenía muy buena relación con (Bill) Clinton y eso siempre ayuda. Eso me favorecía para negociar con el Fondo. El Fondo dudaba porque sabía que Lula podía ganar las elecciones y él estaba en contra del Fondo. Decía que pactar con el Fondo era una traición nacional. Entonces nosotros decidimos firmar una carta de intención, pero convocamos a todos los candidatos».

«Llevé a cada candidato al Palacio de Gobierno con su asesor económico principal y les explicaba cuál era la situación y los términos de la carta. Y les decía: yo no firmo si ustedes no están de acuerdo porque esto involucra al próximo gobierno. El blanco era Lula. Le dije claramente: «Si tu no firmas, yo no firmo y tu gobierno no va a funcionar». Le expliqué todo y le pedí que ellos vayan a hablar con la prensa y se comprometieran con lo que iba a ocurrir en Brasil. Eso ayudó. El Fondo entregó la plata con conocimiento del candidato que sería el vencedor».

«Yo firmé un decreto que establecía las reglas de transición de poder. En la práctica, el que fuera elegido nombraba una persona que yo iba a designar como ministro antes de comenzar el mandato de la nueva Presidencia. Y en cada ministerio pedí que prepararan una carpeta con los compromisos para los 100 días. El equipo que ganó las elecciones también preparó un equipo y eso ayudó».

«Más tarde, cuando Lula como presidente fue a Davos, me llamó por teléfono y luego me pasó con su ministro de Finanzas, quien me agradeció por lo que habíamos hecho en la economía. Entendió que lo que hicimos no era por interés personal sino por necesidad de la situación. Eso ayudó mucho a que las cosas siguieran un curso previsible. Luego uno de ellos dijo que yo era un viejo idiota y no me tenía que meter más en política… pero en la práctica, la primera etapa del gobierno de Lula fue pacificada por ese esfuerzo de transición».

Sobre Jair Bolsonaro

«Había una preocupación que alcanzó a mucha gente sobre quién estaba en el poder, el PT, no me refiero a Lula sino a quienes vinieron después. Había horror, miedo por la corrupción,  el desorden social, el crimen y la violencia… Y Bolsonaro surgió como una respuesta. «No soy Lula, no soy el crimen…. Había un malestar popular y Bolsonaro representó una oposición a eso… Era un «no» a todo eso… Pero todavía no sabemos si significa un SI a algo.. Él no lo sabe; nadie lo sabe».

Sobre el futuro de las instituciones

«El populismo de Perón o de (Getúlio)  Vargas era incluyente o sea, los que estaban afuera entran al sistema; ahora el populismo es excluyente no quiere al extranjero, al migrante, al diferente. Es complicado, no se sabe bien cuál será la ideología que va realmente a traducir ese sentimiento y por ende terminan en una acción política más consecuente».

«Los cambios son muy rápidos y van a seguir adelante. Los cambios no van a parar, lo que hay que cambiar son las instituciones. No sé cómo vamos a conciliar esa cohesión entre la información y la tradición».

«Vivimos momentos en los que se requieren liderazgos que entiendan la situación, que no se pongan a favor de volver al pasado, y sean capaces de vislumbrar hacia adelante y entender que van a ser el puente para nuevas institucionalidades, que las antiguas ya no funcionan».

«Los partidos están fragmentados, unidos eventualmente por la palabra de alguien que coinciden con un sentimiento momentáneo de la sociedad y creo que ese es un síntoma de transición y de ahí el riesgo que hay».

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