Spicer terminó arrodillado, con las manos extendidas hacia las estrellas. Aunque no pareció impresionar al jurado con sus habilidades de baile, fue su parafernalia lo que le valió al exjefe de comunicación presidencial comentarios jocosos en las redes sociales, en particular su camisa con abundantes volados generosamente abierta en el pecho.
En la Casa Blanca, Spicer a menudo daba la impresión de quedar atrapado en el fuego cruzado de las preguntas de los periodistas y los tuits de Trump que a veces parecían desmentirlo.
Luego de innumerables contratiempos, pasos en falso y escaramuzas con la prensa, dimitió el 22 de julio de 2017, tras el nombramiento del explosivo Anthony Scaramucci como director de Comunicaciones de la Casa Blanca, quien fue despedido a los 10 días, batiendo el récord de baja permanencia.
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