Una marea de al menos un millón de personas -sin distintivos políticos ni clases sociales- copó el viernes de forma pacífica las principales avenidas de Santiago de Santiago y generó una postal única que evoca la firme voluntad de los chilenos de buscar cambios en el modelo económico neoliberal que instauró la dictadura.
Este sábado más de 1.000 voluntarios limpiaron escombros que dejaron las manifestaciones en la capital de Chile. El Metro funcionaba parcialmente en cinco líneas, mientras dos continúan paralizadas. Los buses operaban a un 98% de su capacidad y los comercios abrieron.
“Todos hemos escuchado el mensaje”, aseguró el viernes el presidente Sebastián Piñera en un escueto pero conciliador mensaje en su cuenta de Twitter. El magnate -que gobierna Chile por segunda desde marzo de 2018 tras su gestión entre 2010 y 2014- reconoció la dimensión de la marcha que vivió Santiago y otras ciudades del país. “La multitudinaria, alegre y pacífica marcha hoy, donde los chilenos piden un Chile más justo y solidario, abre grandes caminos de futuro y esperanza”, acotó.
En distintas ciudades del país se volvieron a registrar manifestaciones este sábado contra las medidas de Piñera y usuarios de redes sociales denunciaron que en la comuna de Concepción -donde marcharon unas 4.000 personas, según Radio Cooperativa– hubo incidentes y represión de las Fuerzas Especiales.
Sin liderazgos visibles, los chilenos -organizados en las redes sociales- piden un cambio para combatir las inequidades de un país que destaca por su estabilidad y un ingreso per cápita superior a los 20.000 dólares, el mayor de la región.
La movilización “interpela a los dirigentes políticos para impulsar cambios profundos en el modelo de desarrollo capitalista. Una suerte de segunda transición”, comentó a la AFP Marcelo Mella, analista político de la Universidad de Santiago. Mella alude a la transición que permitió dejar atrás la dictadura e iniciar en 1990 el camino democrático gracias a un plebiscito de 1988 en el cual el pueblo chileno dijo “no” a prolongar el régimen militar.
Pero 29 años de gobiernos democráticos, con mayoría de periodos liderados por la centroizquierda, no fueron suficientes para cambiar un sistema económico que generó gran desigualdad.
Este estallido social tras décadas de estabilidad “constituye la irrupción de un sujeto político sin membresía partidaria que exige que la democracia se exprese no solo en procedimientos, sino también en resultados. Esto es, una sociedad menos desigual y con derechos más fuertes”, acotó el analista.
Con información de AFP
Fuente: Infobae