La ciudad santafesina de Granadero Baigorria, ubicada apenas a unos kilómetros al sur de Rosario fue el escenario de un crimen cobarde y atroz: un hombre en situación de calle murió calcinado y se sospecha de que fue incendiado por dos sujetos.
El hecho ocurrió poco antes de las 3 de la madrugada del martes dentro de una casa a medio construir en el cruce de las calles Corrientes y San Jorge, en las inmediaciones del barrio privado Los Naranjos.
Unos vecinos del country advirtieron a la Policía santafesina acerca de un extraño olor a quemado que procedía desde el interior del lugar. Al hacerse presente los efectivos, se constató que había un cuerpo humano calcinado.
Según se informó desde la investigación, la víctima era una persona en situación de calle conocida por los vecinos del lugar. Se llamaba Néstor Lezcano y tenía 43 años.
De acuerdo a los vecinos de la región, Lezcano dormía en ese lugar desde hacía pocos meses. Llegaba cerca de las diez de la noche y se retiraba todos los días entre las 7 y las 8 de la mañana.
El mismo vecino que brindó la identificación de la víctima aseguró a los investigadores que en el transcurso de esa misma noche vio salir de la casa en construcción a dos hombres con un palo y un bidón, que se subieron a un automóvil Volkswagen Polo blanco y se marcharon rápidamente a contramano por la calle San Jorge.
De hecho, varios vecinos comentaron que ese inmueble llevaba ya mucho tiempo sin terminar de ser construido y que a lo largo del último año se había convertido en un sitio donde acudían varios indigentes.
De acuerdo a los primeros análisis forenses, se pudo comprobar que la víctima había sido golpeada antes de ser prendida fuego. La causa quedó en manos del fiscal Adrián Spelta, de la Unidad de Homicidios Dolosos de Santa Fe, quien ordenó la realización de una autopsia para determinar si Lezcano había muerto por los golpes o por el fuego.
Según le confirmaron fuentes cercanas a la investigación a Infobae, Lezcano había cumplido una condena de 8 años y 6 meses por un delito de abuso sexual y todavía tenía causas en su contra abiertas por tentativa de robo calificado, daño calificado y resistencia a la autoridad.
En tanto, se espera que en los próximos días los investigadores puedan entrevistar a otros de los indigentes que permanecían las noches en ese domicilio en construcción para indagar sobre más detalles acerca de la vida de la víctima. Se intenta determinar si los atacantes lo conocían previo al desgraciado hecho.
El caso de Néstor Lezcano, por otra parte, remite a un cobarde modus operandi cada vez más repetido y más preocupante en la Argentina: los ataques incendiarios a personas en situación de calle se acumulan en las fiscalías y juzgados en los últimos años.
A mediados de julio, la misma provincia de Santa Fe fue escenario de otro ataque similar. El hecho ocurrió en la esquina de las calles Espora y Castañaduy, en el barrio El Cabal, cuando un grupo de tres personas prendió fuego el colchón donde se encontraba durmiendo una persona en plena calle. La víctima del ataque sufrió quemaduras en el 30% de su cuerpo y fue derivado al Hospital José María Cullen, donde sus heridas fueron atendidas.
En Buenos Aires también se registraron ataques de la misma índole. El domingo 19 de octubre, una familia de un matrimonio y sus seis hijos sufrieron el incendio intencional de la casa rodante en la que vivían con todos ellos dentro. El ataque sucedió en la calle 24 de Noviembre, entre Pavón y Garay, en el barrio porteño de San Cristobal.
Alberto López, el padre de la familia, advirtió que dos días antes del ataque una camioneta con dos ocupantes se estacionó al lado de la casa rodante y uno de ellos le advirtió que “cargaran todo y se fueran” porque, de lo contrario, le iban a quemar la precaria vivienda.
Uno de los casos más emblemáticos ocurrió en abril en el barrio porteño de Mataderos, en el que un hombre se bajó de su vehículo y prendió fuego a dos indigentes que dormían debajo de un puente de la avenida Gral. Paz. El hecho fue filmado por el acompañante del vehículo y el atacante sería luego identificado como Damián Jorge Calabró, alias “El Gordo Bubu”, quien les espetó “Pedazo de rastrero, la concha de tu hermana, gil”.
Calabró fue detenido bajo la imputación de “homicidio calificado en grado de tentativa”. Después de pasar unos meses en la cárcel de Ezeiza, recibió el beneficio de la prisión domiciliaria.
En 2016, tres jóvenes conocidos en los recitales undeground de música punk de la zona oeste murieron calcinados en el hueco bajo un puente donde solían dormir, en la estación de tren de Ituzaingó.