El primer gobernador no peronista al que recibió Alberto Fernández ya como presidente electo fue Omar Gutiérrez del Movimiento Popular Neuquino. Los dos coincidieron en que fue una reunión “muy positiva” y “descontracturada” y hasta conversaron sobre una visita a la provincia de Neuquén en un futuro no muy lejano. Incluso el anfitrión le indicó que fuera a ver a Sergio Massa y a Guillermo Nielsen, el economista de su confianza que se especializa en Energía y Deuda, para hablar de Vaca Muerta y de un proyecto de ley que promueve el neuquino.
Neuquén fue uno de los distritos a los que no llegó Fernández en su raid por todo el país. Pero prometió, en caso de ganar, gobernar con los 24 mandatarios provinciales. La mayoría de ellos son necesarios para la gobernabilidad inmediata.
El Frente de Todos apostaba por imponerse en todo el país, a excepción de la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba e incluso en distritos como Mendoza donde Fernández ganó las PASO de agosto. Todavía falta una elección, la del 10 de noviembre en Salta, pero aún ganando no le alcanzará para prescindir del resto de los mandatarios y provincias no justicialistas. Los propios y aliados son 16 gobernadores, los de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, La Pampa, Santiago del Estero, Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones, Chaco, La Rioja, Catamarca, Formosa, San Juan, Santa Fe, San Luis y Tucumán. Muchos representan el ala más moderada del peronismo, son menos K y algunos hasta mantuvieron buen vínculo con la Casa Rosada macrista. Sergio Uñac de San Juan, que ayer visitó a Fernández, es uno de ellos.
La franja amarilla en las elecciones presidenciales se pintó en forma diferente a los comicios desdoblados que definieron gobernador. Recorrió desde Mendoza a Entre Ríos pasando por San Luis, Córdoba y Santa Fe. Aún así, el mapa de gobernadores sólo tendrá como opositores a partir de diciembre a Gerardo Morales en Jujuy; a Roberto Suárez en Mendoza; a Horacio Rodríguez Larreta en la Capital, a Gustavo Valdés en Corrientes y a un distante Juan Schiaretti en Córdoba.
En el sur en cambio Fernández podría contar con aliados y es la búsqueda que inició justo antes de partir a México. A su regreso agendará nuevos encuentros para avanzar como lo hizo con los propios hasta alcanzar la unidad que lo llevó a consolidarse políticamente y a ganar. Por eso la reunión con Omar Gutiérrez, gobernador no peronistas que tampoco pertenece a Cambiemos como su vecina que asumirá el 10 de diciembre en la otra orilla del Río Limay, Arabela Carreras de Juntos por Río Negro. Con ella, como con el actual gobernador saliente Alberto Weretilneck, Fernández apenas intercambió mensajes de felicitaciones aunque según supo Infobae en territorio rionegrino auspician un buen futuro para el diálogo entre la provincia y la Nación. “Lo que viene es bueno”, dijo una importante fuente mientras cerca de la gobernadora electa afirmaban que la foto con Fernández no se dará tan rápido como la de Gutiérrez. “Todo a su tiempo”, aseguraban ayer en una provincia donde a instancias de Miguel Pichetto, ex candidato a vicepresidente, Juntos por el Cambio bajó su lista de senadores nacionales para allanarle el camino hacia la Cámara alta al gobernador Weretilneck.
Sin dudar de las buenas intenciones y de las promesas de gobernar un país federal que repitió a lo largo de la campaña, las matemáticas parlamentarias obligan a Fernández a mantener el vínculo con peronistas aliados y buscar nuevas adhesiones. Necesita contrarrestar el peso de Juntos por el Cambio como primera minoría. Ninguno de los dos bloques contará con el mágico número que habilita el quórum aunque si el Frente de Todos mantiene unidos todos los fragmentos y fuerzas que integró para esta elección, quedaría un voto por debajo con 128 diputados y en el límite de la mayoría. En el Senado en cambio, sumados los representantes de gobernadores del PJ, los kirchneristas duros y aliados ocuparán 38 bancas, mayoría y quórum propio, con posibilidades de sumar eventuales votos de fuerzas provinciales. En ambos casos dependerán de ausencias y presencias y de la cohesión que mantenga el peronismo.
El bloque de diputados del Frente de Todos (Unidad Ciudadana, Frente Renovador, Movimiento Evita, Red por Argentina) tendrá 109 diputados que suman otros diez con los que responden al Frente Cívico Santiagueño del gobernador Gerardo Zamora y los renovadores de Misiones que responden a la tríada Carlos Rovira, Oscar Herrera Ahuad y el saliente gobernador Hugo Passalacqua. El santiagueño fue durante toda la campaña uno de los más cercanos a Fernández a pesar de no ser peronista mientras que los misioneros se sumaron tras ganar la elección local por tres cuartos de los votos, una elección que no quisieron poner en riesgo. En ambos casos también colaboraron con el gobierno de Mauricio Macri en algunas votaciones clave aunque desde Santiago nunca jugaron todas las cartas y sólo ‘prestaron’ según la coyuntura el número justo de diputados que hicieran falta en el acuerdo con la Casa Rosada. En este turno, además, tienen más coincidencias ideológicas con el nuevo presidente.
Dos o tres diputados más colaborarían con el futuro Gobierno desde San Luis, dos que responden al gobernador reelecto Alberto Rodríguez Saá y otro a su hermano Adolfo. Frente a ese mapa harán mucha falta las dotes y poderes de convencimiento y negociación de Sergio Massa como presidente del cuerpo y de Agustín Rossi, el santafesino que seguiría al frente del bloque que hasta ahora lleva el nombre de FpV-Unidad Ciudadana.
Una enorme distancia con Schiaretti
El caso de Córdoba sigue siendo imposible de anticipar. No hubo ni conversación ni habrá por ahora una nueva reunión entre Alberto Fernández y Juan Schiaretti, apenas un intercambio de tuits. Así lo confirmaron tanto en las oficinas del presidente electo como desde la Mediterránea. Ayer mismo el cordobés enviaba un mensaje con destino Buenos Aires y hacía un gesto a la vez que tomaba distancia. Habló en un acto de inauguración de viviendas: “Necesitamos trabajar todos juntos para que la Argentina supere la crisis. La gente ya eligió presidente. Ahora, lo que precisamos es trabajar de manera conjunta, porque la crisis está golpeando mucho a los argentinos, y esto requiere de la voluntad de trabajo conjunto. De nuestra parte, estamos a disposición del nuevo presidente (Alberto Fernández) para trabajar juntos, apoyándolo”, resaltó. Y como hizo durante toda la campaña reivindicó su lista corta de Hacemos por Córdoba: “Estoy satisfecho y muy agradecido con los cordobeses porque en una elección hiperpolarizada, donde votó mucha gente, tener 400 mil votos, ¡40.000! más que en las PASO, es realmente impresionante”.
Con el mendocino Rodolfo Suárez, intendente de la capital que asumirá en el lugar de Alfredo Cornejo, Fernández tiene amigos en común y garantía de un acercamiento al menos para una amable convivencia. Sin embargo Mendoza quedó en la interna radical como la provincia donde se dio vuelta la elección y donde Cornejo pasó de perder la PASO a convertirse en contundente ganador como candidato a diputado nacional. Es un caso donde se cumplió el “Si se puede” por lo que pisarán fuerte en la interna de la UCR y hasta podrán mostrar sus pergaminos en la alianza Cambiemos que a pesar de sus críticas Cornejo nunca dejó.
Más al sur el Frente de Todos, a instancias de La Cámpora, jugó con la gobernadora Rosana Bertone, la actual gobernadora. Perdieron la gobernación. Pero el electo Gustavo Melella es amigo de Cristina Kirchner y también ya se vio con Fernández. No son lo mismo pero Melella responde a Forja, la fuerza que lidera Gustavo López, ex funcionario radical kirchnerista. En el Congreso todos estarían en un interbloque.
La franja amarilla recorrió sin embargo de Mendoza a Entre Ríos pasando por San Luis, Córdoba y Santa Fe. Aún así, el mapa de gobernadores sólo tendrá como representantes de Juntos por el Cambio al mendocino Suárez, a Gerardo Morales en Jujuy; a Gustavo Valdés en Corrietnes y a Horacio Rodríguez Larreta en la Capita. Sólo el porteño es del PRO.
En el cronograma sólo queda una provincia por definir, Salta, donde si Gustavo Sáenz se impone al kirchnerista Sergio ‘Oso’ Leavy será probablemente una provincia más cercana a la postura de Córdoba que al resto del peronismo. Además en escenarios de equilibrio parlamentario se vuelven más necesarios los acuerdos con aquellos que tienen votos sueltos y que pueden inclinar la balanza para uno u otro lado. En ocasiones hasta juegan las ausencias. Lo saben los gobernadores que históricamente han usado esos votos como herramienta para conseguir obras o fondos para sus distritos.
Pero, más allá de las necesidades mutuas, ya hay quienes buscan una foto ‘sin grietas’ para el 10 de diciembre en la construcción de un ideario que intenta alimentar Fernández como diferencial respecto a sus antecesores. La foto ideal en el traspaso de mando sería tener a los 24 mandatarios en el acto, tal vez una utopía si se tiene en cuenta que muchos vuelven a asumir ese día y que algún otro podría querer tomar distancia. Quien sabe, tal vez logre el objetivo y reciba los atributos con una postal inédita. Sería tan buena imagen como la del momento en que Fernández y Mauricio Macri estrecharon sus manos el lunes.
Analia Argento/Infobae