Felipe Solá debutará como canciller en el exterior durante la cumbre de la CELAC en México

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Felipe Solá debutará como canciller en el exterior durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que deliberará desde el 8 de enero en México. Alberto Fernández diseñó una ambiciosa agenda internacional y Solá tiene instrucciones de iniciar la construcción de ese proyecto de política exterior en este foro multilateral que integra a 34 países de la región.

La participación del canciller argentino significa un punto de inflexión en la diplomacia nacional frente a la hoja de ruta de Mauricio Macri que optó por soslayar a la CELAC como ámbito de discusión de la geopolítica en América Latina y el Caribe.

El expresidente de Cambiemos se inclinaba por participar del Grupo de Lima, o el Prosur, que tenían sintonía con la agenda que sugería la Casa Blanca para casos emblemáticos como la crisis de Venezuela o la situación de los derechos humanos en Cuba. No es que Macri borró a la Argentina de la CELAC, pero siempre le bajó el perfil a la participación del país en sus cumbres anuales.

Alberto Fernández tiene otra perspectiva sobre los foros regionales que excluyen la presencia formal de los intereses americanos. El presidente desea usar la cumbre de la CELAC para tratar otros asuntos además de la situación institucional de Venezuela y su pretensión es encontrar un escenario multilateral que le permita construir un rol de liderazgo uniendo los intereses geopolíticos de México y otros países que juegan al plegamiento con los Estados Unidos.

El jefe de Estado argentino ya no reniega del Grupo de Lima y su dependencia silenciosa del Departamento de Estado. Pero también quiere protagonismo institucional en foros que son influidos por la corriente de pensamiento de izquierda que protagonizó Evo Morales en Bolivia y que aún representa Cuba, Nicaragua, Venezuela y México.

Solá llegará al Distrito Federal junto a Carlos Tomada, que ya fue aceptado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como embajador argentino, y Jorge Neme, secretario de Relaciones Económicas Internacionales. Los tres protagonizaran una ajetreada agenda de trabajo diplomático que incluye -por ahora-bilaterales con México y Ecuador.

El canciller argentino llegará a México con tareas concretas para ejecutar. Alberto Fernández ha construido una relación estratégica con AMLO y Solá se apoyará en este tándem para empujar su ambicioso proyecto regional: una eventual candidatura esponsorizada por Argentina que compita con Luis Almagro por la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Almagro es apoyado por Estados Unidos, Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia y Colombia, y la finta de Alberto Fernández apunta a sumar votos de los países caribeños que reciben petróleo barato de Venezuela y México, que critica sin eufemismos la posición que Almagro tiene respecto al régimen de Nicolás Maduro y a la caracterización política de la caída de Evo Morales.

Además de juntar los votos de un candidato que Alberto Fernández tiene “in pectore”, el canciller argentino buscará consensos diplomáticos para encontrar una nueva hoja de ruta para iniciar la transición democrática en Venezuela. En la CELAC están representados todos los países de América Latina y el Caribe, y es un escenario ideal para diseñar caminos alternativos a los propuestas por la Casa Blanca desde antes de la aparición de Juan Guaidó como eventual sucesor de Maduro.

A diferencia de la propuesta alternativa para derrotar a Almagro, que causa fastidió en el Departamento de Estado, la Casa Blanca observa con interés la propuesta que puede llevar Solá -por indicación presidencial´a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. En Washington ya reconocen que la “variable Guaidó” no funcionó como lo previsto, y apuestan un puñado de fichas a las ambiciones diplomáticas de Alberto Fernández.

En la mesa de arena de la Casa Rosada, la candidatura alternativa para la OEA y el plan alternativo para Venezuela son variables que juegan en conjunto. Alberto Fernández evalúa que si su Proyecto Venezuela funciona puede traccionar suficientes votos -mas de 19- para coronar a su candidato en la Secetaría General de la OEA.

En DC esgrimen un sólo obstáculo para avalar con silencio diplomático la movida regional de Alberto Fernández: su apoyo incondicional al ex presidente Evo Morales, que utiliza su status de refugiado político para preparar su regreso triunfal a Bolivia.

Donald Trump no cedería el control de la OEA a un aliado político de Morales, y por ahora juega a fondo por la reelección de Almagro, que se votará antes que concluya el invierno en los Estados Unidos.

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