El imputado, en agosto de 2016, contactó a la menor que entonces tenía 13 años, a través de whatsapp. Le envió mensajes utilizando una identidad falsa en los que le decía “que la amaba, que la quería ver, que era su princesa y que era linda”.
A través del mismo medio, logró concertar encuentros en su negocio y en hoteles alojamiento, con el fin de menoscabar la integridad sexual de la menor. Según consta en el legajo de investigación, el imputado sometió a la menor a acciones que constituyeron un sometimiento gravemente ultrajante.
También envió fotografías con contenido pornográfico a la niña. Los hechos continuaron hasta mayo de 2017, por lo menos.
La denuncia fue radicada ese mes por la tía de la menor, luego de que una vecina le dijera que aparentemente la menor mantenía una relación sentimental con un hombre de unos 40 años, propietario de un drugstore ubicado frente al domicilio de la víctima. La vecina advirtió que el imputado y la menor fueron vistos tomados de la mano en la vía pública y que el mayor solía ir a buscarla al colegio.
El Tribuno