En la noche del martes, Bolsonaro pronunció un mensaje en cadena nacional por radio y televisión en el que criticó a los gobernadores que determinaron la cuarentena y se refirió al coronavirus como una «gripecita«, lo cual desató una ola de críticas y cacerolazos en las principales ciudades del país.
«Si las empresas no producen, no pagarán salarios, si la economía colapsa los empleados tampoco van a cobrar», insistió este miércoles.
«Tenemos que abrir el comercio y hacer todo lo posible para preservar la salud de los ancianos», agregó. El mandatario de Brasil ya había criticado la suspensión de clases ya que, en su opinión, la pandemia no afecta a los niños.
Jair Bolsonaro publicó, además, un audio en el se asegura que Trump afirmó que el coronavirus «no puede hacer cerrar la economía» porque Estados Unidos «tiene que volver a andar».
Para agregarle dramatismo a lo que ocurrirá en Brasil de mantenerse las medidas contra el avance de la enfermedad, e presidente ultraconservador afirmó, poco después al salir de su residencia oficial en Brasilia, que el país se enfrenta a un «horizonte de caos» con saqueos y violencia callejera similar a las protestas iniciadas en 2019 en Chile en caso de que «no se vuelva a la normalidad».
«El caos está en nuestra cara. Podemos tener saqueos. Vamos a tener caos y virus: necesitamos que el pueblo vuelva a trabajar. Los gobernadores son irresponsables en parar la economía con sus medidas», dijo.
El presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia -pieza clave del tablero político de Brasil- consideró «equivocado» el discurso de Bolsonaro y dijo que «cabe a los brasileños seguir las normas determinadas por la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud».
Por su parte, el titular del Senado, David Alcolumbre, quien contrajo el virus y se encuentra en aislamiento domiciliario, también criticó la postura del mandatario, a la que consideró «grave».
El martes a la noche, Bolsonaro enfrentó cacerolazos por octavo día consecutivo bajo los lemas de «irresponsable», «incompetente» y «Fuera, Bolsonaro».
Debido a la crisis sanitaria desatada por el coronavirus, el gobierno de Brasil redujo su proyección de crecimiento económico en 2020 de 2,1% a un resultado casi nulo de 0,02%.
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