“Están convirtiendo a La Matanza en un gueto sin camas ni respiradores”

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Miguel Saredi, concejal y dirigente histórico del partido de La Matanza, alertó sobre algunas situaciones particulares que transforman al municipio en un caldo de cultivo muy peligroso en el medio del avance de la crisis sanitaria por la pandemia de coronavirus y las consecuencias económicas provocadas por la cuarentena total que dictó el presidente Alberto Fernández.

La primera preocupación gira en torno a la respuesta del sistema sanitario ante un eventual pico de contagios del virus chino, que de acuerdo a las proyecciones oficiales llegará a fines de abril. Según explicó, las camas disponibles, los respiradores y los insumos no son suficientes como para enfrentar en condiciones adecuadas un aceleramiento de la curva de infecciones. Y las últimas medidas adoptadas por intendentes vecinos, que avanzaron con bloqueos de dudosa legalidad, complican aún más el panorama.

“Tenemos 40 camas de terapia intensiva distribuidas en tres hospitales para más de dos millones de habitantes. Cuando veo los bloqueos que realiza la Ciudad de Buenos Aires e incluso municipios vecinos como Ezeiza y Lomas de Zamora, empiezo a alertar que están transformando el Municipio en un gueto sin camas ni respiradores, donde no vamos a poder salir ni trasladar enfermos”, advirtió.

Según precisó, en el primer cordón -Ramos Mejía, Tapiales, Villa Madero- hay un mayor respeto por el aislamiento. Pero en el segundo y en el tercero todo es más complejo. En esas áreas hay 150 villas de emergencia y asentamientos precarios en donde viven más de un 1.200.000 personas. Por eso, muchas veces el aislamiento se da en los barrios y no en los domicilios, lo que podría facilitar la transmisión del virus.

“Hay muchas imágenes de deportistas, artistas, argentinos en el exterior que también tienen situaciones que son preocupantes, pero en los barrios es todo muy complicado», analizó Saredi. Y ejemplificó: “En los barrios los servicios se pagan con tarjetas prepagas, pero esas tarjetas ahora no las podés comprar en ningún lado y te cortan los suministros, por eso estamos pidiendo medidas de emergencia para mantener estas cuestiones”.

En el inicio de la pandemia, Saredi ya había advertido sobre la fragilidad del sistema de salud bonaerense en una entrevista con Infobae. “Estoy muy preocupado por la falta de camas y de respiradores. Tenemos problemas de infraestructura sanitaria que vienen de larga data. Ante un eventual brote, el sistema podría colapsar”, había advertido.

El otro punto de conflicto es económico. “Acá hay un montón de albañiles, personal de limpieza, chicos que trabajan en changas o mujeres que cumplen tareas por hora en la Ciudad de Buenos Aires y que por distintos motivos han dejado de trabajar durante los últimos días. A todas esas personas se les hace muy difícil la situación porque necesitan generar recursos para poder comer”, detalló.

“También hay que agregar el tema de la discapacidad. La discapacidad y la pobreza van unidas y las instituciones están dejando de atenderlos porque se quedan sin enfermeros, sin personal y no pueden hacerlo”, agregó.

Hay un factor de riesgo adicional en los barrios donde prolifera el paco, una adicción que ataca y daña los pulmones de los más chicos. Esas secuelas respiratorias son las que los convierten en uno de los sectores más vulnerables frente al virus chino pese a los esfuerzos que realizan algunas organizaciones y los dos obispados del partido para brindar asistencia.

“Son todas acciones individuales y colectivas, pero estamos muy complicados en cuanto a la asimetría de recursos. Por eso les pedimos que no nos bloqueen, no nos pongan muros y murallas en la General Paz, porque si no solucionamos estos temas, quedamos a la gracias de Dios esperando que el virus no llegue al segundo y al tercer cordón”, rogó Saredi en un reportaje concedido a radio Mitre.

“¿Hay temor a un desborde social?”, le preguntaron. “Lo que hay es respeto porque la situación de aislamiento sin comida es muy difícil. Acá hay mucha gente que se gana la diaria y no lo está pudiendo hacer. Desde el trapito que está en el semáforo, el changa y el albañil hasta el personal de maestranza o muchas mujeres que son sostén de familia en un sector donde 6 de cada 7 chicos son pobres”, completó Saredi.

Para combatir algunas de estas dificultades, el gobierno dispuso que a partir de la semana que viene el Ejército realice asistencia alimentaria a través de bolsones de comidas y en algunos casos viandas y platos calientes preparados especialmente en cocinas de campaña, según adelantó Infobae hace dos días.

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