Al menos 34 trabajadores de una clínica privada de Balvanera contrajeron COVID-19

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Al menos 34 empleados del Sanatorio de la Providencia del barrio porteño de Balvanera dieron positivo con coronavirus y se espera aún el resultado de más testeos.

El Ministerio de Salud de la Ciudad confirmó este jueves el brote que se produjo en la clínica y alcanza actualmente a cuatro médicos, enfermeros, camilleros y personal de administración del centro de salud. Hasta el momento no se reportaron casos graves, solo cuatro de ellos están internados, y el 70% permanece asintomático.

De acuerdo a la investigación epidemiológica que llevó a cabo la cartera de salud porteña, que aún está en curso, se sospecha que la expansión del virus dentro del sanatorio se produjo a partir de una paciente que ingresó por una cirugía de columna a mediados de marzo y luego se convirtió en un caso sospechoso de COVID-19 al desarrollar una neumonía. La paciente fue aislada, hisopada y el resultado finalmente dio positivo.

Hasta este miércoles, cuando se confirmaron los primeros 30 casos dentro del personal, la clínica funcionó normalmente, a pesar de que se cerraron progresivamente un piso de terapia intensiva, luego otro de clínica y finalmente la unidad coronaria. Ya este jueves, sin embargo, el sanatorio disminuyó considerablemente su capacidad operativa y adoptó restricciones en la guardia.

Ya no se admiten nuevos pacientes y algunos que incluso ya se habían atendido anteriormente y acudieron a una consulta o a buscar una receta, se encontraron esta mañana con móviles de televisión en la calle, las puertas cerradas y personal del centro ingresando únicamente por la puerta del garage. También familiares de pacientes internados que vieron el revuelo por las noticias y se acercaron para obtener algún tipo de información. Hasta el mediodía no hubo respuestas y muchos se limitar a saludarlos a través de las ventanas que dan a la calle Tucumán al 1800.

“No hay manera de determinar cómo pasó por el momento, pero el hecho concreto es que había dos pacientes con coronavirus internados y cuatro pacientes que estaban en la clínica por otras patologías y de golpe pasaron a ser enfermos de coronavirus”, indicó además esta mañana Javier Pokiok, secretario gremial de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA), en diálogo con Infobae.

De acuerdo al ministerio de Salud porteño, que conduce Fernán Quirós, las autoridades de la clínica habían sido capacitadas con los protocolos sanitarios para el COVID-19.

Desde la asociación gremial indican que la clínica fue “negligente” en la aplicación del protocolo pero que el problema está también en el protocolo mismo. “Al personal de sanidad no nos contagian los pacientes que sabemos que tienen coronavirus, nos contagian los otros”, explica Pokiok. “Una persona con una fractura expuesta, por ejemplo, tiene que entrar forzosamente a un centro médico y el protocolo que da Nación y que las clínicas implementan no se aplica con todos los pacientes, sólo con los sospechosos de coronavirus. Entonces a esos pacientes se los atiende y de un momento a otro resulta que se contagió el personal. Lo que estamos pidiendo al sistema es que cualquier paciente, tenga o no una patología sospechosa de COVID-19, sea tratado como tal».

En cuanto al accionar de la clínica, desde ATSA aseguran que, cuando aparecieron los primeros casos, hace una semana y media, la reacción fue lenta. “Estuvimos tres días discutiendo el aislamiento de un camillero que trasladó dos veces a un paciente con COVID y finalmente dió positivo. Mientras no la aislamos, esa persona pudo haber contagiado tal vez tres persona más”, dice Pokiok. “Por eso esto se expandió tanto. La clínica aduce que sigue los protocolos, pero en el protocolo hay muchos grises”.

Otro problema son los insumos para la correcta aplicación del protocolo. Esto es guantes, barbijos y toda la indumentaria necesaria para atender a un paciente aislado o infectocontagioso: “El costo para una clínica de dar ese tipo de protección es enorme. Tendríamos primero que aplicar un protocolo para que todos los pacientes sean tratados como sospechosos de COVID y luego el Estado debería de alguna manera establecer un precio de compra de insumos para que las clínicas puedan pagarlo. Algunas no pueden hacerlo y otras tienen el recurso y prefieren ahorrarlo”.

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