«El siervo no es más grande que su señor»

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POR FACUNDO GALLEGO, ESPECIAL PARA LA BANDA DIARIO

Sábado V de Pascua – San Luis Orione

  1. Oración Inicial

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Señor Jesús, gracias por este momento de oración que me regalas. Te bendigo por tu amor y tu misericordia, y te pido que derrames tu bendición sobre mí, para que pueda escuchar tu Palabra y llevarla a la práctica en obras de caridad. Amén.

  1. Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan (15,18-21)

Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, él mundo los odia.

”Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.”

Palabra del Señor

  1. Meditación

La Iglesia ha conocido tiempos de persecución, sobre todo en sus primeros siglos: los primeros cristianos murieron a causa de su fe, y eran considerados traidores al Imperio Romano y al César. También vivió tiempos de mucha bonanza: durante siglos, la Iglesia tuvo su lugar privilegiado en la sociedad. Es más, hay que reconocer que muchas veces ocupó el lugar de perseguidora.

Pero, a veces, la historia se repite, porque la humanidad no sabe aprender de sus errores. Durante los últimos siglos, la Iglesia de Cristo ha sufrido nuevas persecuciones de regímenes políticos anticristianos. Y. a veces, ha hecho pactos con otros poderes para poder mantener un estatus.

Y ya, en los últimos años, la persecución a los cristianos todavía sucede en el Oriente: hay hermanos allí que mueren por Cristo. En el Occidente, el ataque es ideológico y degradante. No hace falta lastimar el cuerpo para herir profundamente.

No es momento de condenaciones: es momento de guardar la firmeza en la fe. Cuando amamos, vivimos y conocemos nuestra fe católica, tenemos la suficiente madurez para entablar diálogos que construyan puentes, sin necesidad de sacrificar nuestras creencias y convicciones; y sin necesidad de imponer ni menoscabar la libertad de los demás. Y, ante las incomprensiones y ataques, podremos guardar la paz y la integridad: nosotros, los siervos, no somos más que el Señor. Si surgen dificultades en nuestro camino de fe, digamos con San Luis Orione: “¡Avemaría y adelante!”.

  1. Comunión Espiritual

Señor Jesús, como hoy no puedo recibirte sacramentalmente, te pido que vengas espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno en todo a ti. No permitas que jamás me separe de ti. Amén.

  1. Oración Final

Concede a tus hijos, Señor, volver a alimentarse pronto del pan de vida y del cáliz de salvación, que sostuvieron a San Luis Orione en su compromiso de renovarlo todo en Cristo. Que su intercesión nos conceda la gracia de la salud: bendice a toda tu Iglesia y al mundo, protégelos del avance del coronavirus, ayuda a los enfermos y da el eterno descanso a los difuntos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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