Daniel Arroyo: “No hay peligro de desborde social, ya que existe una gran red social que apoya más allá del Estado»

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El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, recorre todas las semanas los barrios más castigados del país por la crisis de pandemia y admite que hay cierta angustia y temor de la gente por la falta de trabajo o los riesgos a la salud que genera el coronavirus. Pero se mostró inflexible en un punto: “No creo que haya una situación de desborde social porque en la Argentina hay una inmensa red social de voluntarios, movimientos sociales o Iglesias que van más allá del Estado y que le están poniendo todo para tratar de sostener esto”.

A la vez, Arroyo se mostró convencido de que “la política social que se viene debe ser de asistencia pero también de un camino de salida con la búsqueda de empleo genuino». «Este camino tiene que tener un esquema de abajo hacia arriba para el desarrollo del país. Argentina no tiene una salida única sino que se debe establecerse esa salida en cada región de una manera distinta”, dijo.

A diferencia de uno de sus funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social, como es Daniel Menéndez, que denominó “gueto para pobres” al esquema de aislamiento completo de la Villa Azul por el brote de COVID-19, Arroyo rechazó la idea y avaló la metodología de aislamiento en la villa de Quilmes.

“Hoy el Ministerio de Desarrollo Social está sobreejecutado. Ha extendido un montón de líneas de programas a municipios y provincias para ayudar en la pandemia”, expresó Arroyo en una entrevista con Infobae. Y en línea con lo que planteó el presidente Alberto Fernández, el ministro de Desarrollo Social está convencido de que en el futuro inmediato “la Argentina necesita un nuevo contrato social que establezca varias condiciones para salir adelante”.

-Ministro, usted que recorre los barrios y tiene contacto permanente con la pobreza, ¿qué percepción tiene de lo que está pasando la gente hoy con esta pandemia y la crisis social?

-Estuve esta semana en la Villa Azul que está aislado y hay más casos 200 de coronavirus. También recorrí la Villa 31, estuve en La Plata y en otros barrios. La situación es crítica porque hay gente que la pasa mal, que se quedó sin changas y no tienen ingresos. También hay gente que no tenía nada que ver con la asistencia social y que sus ingresos se redujeron a cero. En general, ante esta situación hemos logrado sostener la asistencia alimentaria. Es cierto que hay dificultades en algunos lugares para llegar pero en general se ha venido sosteniendo la asistencia. Y hay mucha preocupación en la gente.

-¿Existe una gran cantidad de gente que estaba al borde de la clase media antes de la pandemia y que ahora se cayó a la pobreza? ¿Cuánta gente puede ser?

-Es evidente que aumentó la pobreza. El último informe de la UCA marca que aumentó la pobreza. Hay cuatro niveles de situación de pobreza que se ven hoy en la Argentina. Uno es el de la pobreza estructural, aquel que era pobre y que viene desde hace años con esto. En segundo lugar, están aquellos que hacían changas y de vez en cuando iba a un comedor. En tercer lugar aparecen los que tienen trabajo informal como el taxista o el remisero que tenía un ingreso permanente pero que se les cayó y el cuarto es aquel que tiene un trabajo formal pero que no le alcanza para vivir. Este esquema es hoy el nuevo cuadro que se ve de la pobreza. Frente a esto el Estado hace mucho. Dimos el Ingreso Familiar para aquellos que viven en situación de informalidad laboral, un bono adicional para la Asignación Universal por Hijo, el adicional para la asistencia alimentaria, el plan del Barrio Cuida al Barrio que asiste en las villas y barrios, el programa Detectar para atender a aquellos que tienen coronavirus. Y mucha asistencia directa o indirecta del Estado donde se está tratando de llegar a todos. La nueva pobreza está marcada por distintas situaciones a partir de la pandemia. Todo esto combina lo nuevo y lo que ya estaba.

-¿Cree que en el futuro inmediato deberán redoblar la ayuda y el presupuesto del Estado para atender esta situación justamente que no estaba antes de la pandemia?

-Sí, tenemos en claro que habrá que redoblar esfuerzos. Es evidente que la política social se va a extender mucho más que lo que era hasta ahora. Hoy estamos atendiendo a mucha más gente que hace 20 días atrás. Pasamos de atender con alimentos de 8 a 11 millones de personas. Pero hay que cambiar la lógica también en este caso. Hay acciones que la Argentina debe hacer. Hay más de 4.000 villas y asentamientos en el país. Allí es donde va más rápido el virus porque falta la infraestructura básica, falta agua, faltan cloacas, insumos. Es allí donde hay que lograr igualdad. La política social va a tener que crear trabajo. Allí estamos poniendo el foco en la mano de obra intensiva en la construcción, en la producción de alimentos, en el sector textil, en la economía del cuidado que son sobretodo las mujeres abocadas a ello y en el trabajo del reciclado. La política social en la próxima etapa será de urbanización, trabajo y crédito para dar herramientas en una escala más grande.

-¿Qué les dice a los referentes de la oposición que sostienen que el Gobierno no tienen un programa de salida después de la pandemia?

-La política social debe ser de asistencia y también un camino de salida. Estamos trabajando en eso. Este camino tiene que tener un esquema de abajo hacia arriba para el desarrollo del país. Argentina no tiene una salida única sino que se debe establecer en cada región de una manera distinta. No es lo mismo atender a la población del sur o del norte del país que del AMBA o de la Ciudad de Buenos Aires. Dividimos en cinco regiones el país, con la división de trabajo en esos rubros de salida laboral que antes le mencionaba y la asistencia universal. Además, la urbanización necesita un gran despliegue de viviendas. La construcción no sólo debe ser vista como una salida para dar un derecho de vivienda sino que también debe servir para dar trabajo. Pero no es lo mismo esto en el conurbano bonaerense o en el gran Rosario que en Tucumán. Cada lugar tiene una realidad diferente. Hay una tarea del Estado de generar cadenas productivas. Este es el plan en el que ya estamos trabajando con sectores productivos. En algunos estamos trabajando más y en otros lugares menos por la situación de cuarentena que se ve en cada región del país.

-¿Pero qué pasará con todo esto si la Argentina entra en default y no se pueden sostener estos programas sociales?

-Ya se reforzó el presupuesto decididamente en materia de presupuesto social, la tarjeta alimentaria se incrementó con refuerzo. Hoy el Ministerio de Desarrollo Social está sobreejecutado. Ha extendido un montón de líneas de programas a municipios y provincias. Ha extendido un sistema de compra directa a las provincias y municipios a través de un sistema de descentralización para acelerar la compra de alimentos en comedores y merenderos. La tarjeta alimentaria tuvo una carga adicional. Todo esto lo decidió el Presidente. Para adelante hay una decisión de volcar fondos en esos cinco sectores productivos que yo le mencionaba. Ahora estamos reforzando los planes alimentarios pero la política social se enfocará muy fuerte en el trabajo post-pandemia. El presupuesto se va a enfocar en estos proyectos productivos para generar trabajo en el futuro inmediato. Ya estamos trabajando en esto. Hoy la asistencia de emergencia es alimentaria pero en la pos pandemia el foco estará puesto en el trabajo.

-¿Coincide con Daniel Menéndez, su funcionario de Desarrollo Social que habló de una estigmatización de la pobreza cuando se armó un “gueto para pobres” en el aislamiento sanitario a la Villa Azul?

-Lo que se hizo en Villa Azul fue un aislamiento sanitario ante un brote de COVID-19. Es la primera vez que se hace ese aislamiento completo. Y creo que se hizo lo correcto. Esto se definió porque habían aumentado los casos de coronavirus. Estamos hoy en casos 200 de contagios en ese barrio. Se tomó la decisión y rápidamente se logró la asistencia alimentaria, rápidamente se llegó con medicamentos, se atendió a la gente que debía cobrar planes. La metodología de hacer aislamiento fue la correcta. Coincido con lo que dijo el gobernador Kicillof que esto se puede hacer en otros barrios también o en un country si llegan a darse allí también brotes de contagio. En cada barrio en particular se atiende de una manera diferente. En la Capital la Villa 31 tiene modalidades distintas. Pero yo estuve y vi que el ánimo de la gente en Villa Azul es bueno y que se hizo todo de manera ordenada. Hay que ver caso por caso como se aplica este esquema de aislamiento. Hay un conjunto de barrios en los que se están haciendo los controles de COVID como en Merlo, Lanús, La Matanza, Moreno, y otros distritos. De allí pueden surgir casos críticos como los de Villa Azul que ante un brote exponencial se debe hacer un aislamiento preventivo completo también. Eso lo sabemos. Pero le reitero que creo que en Villa Azul intervenimos todos correctamente y que habrá lugares donde se podrá replicar este esquema y lugares en que no. Acá no se está estigmatizando a la pobreza sino que se está actuando en forma preventiva para hacer un cierre y cercar el virus. Pero le reitero como dijo Kicillof esto no tiene que ver con un barrio pobre o no pobre. Se hace para cuidar la salud de la gente.

-Pero mucha gente en Villa Azul que se quejaba porque se les pedía hacer testeos y dejar sus casas, tenían miedo a que les roben, no sabían a donde los llevaban…

-Es cierto que hubo casos de temor a hacer los testeos. Porque la gente no quería dejar la casa. Ahora se hacen dos modalidades. Una es aislamiento o llevarlos a un hospital y en otros casos menos graves se quedan en sus casas con un cuidador o promotor social para evitar problemas. En este esquema estamos trabajando ante el temor de la gente a dejar sus casas o hacerse testeos.

-¿Cree que se puede corregir el problema de irregularidades en la compra de alimentos con la descentralización de las compras como se empezó a hacer ahora?

-Creo en la descentralización. Y en el objetivo de esto. Primero hicimos esta descentralización cuando a los beneficiarios de los programas le dimos la tarjeta alimentaria. Le dijimos a la gente que necesitaba alimentos que vayan y tengan la posibilidad de elegir sus alimentos. El otro caso de descentralización fue el que yo propuse en octubre del año pasado, antes de que el Presidente sea electo. Yo hablaba de la descentralización de compra de alimentos en comedores. También tenemos un sistema centralizado de compras por medio de la plataforma Comprar donde se anotan las empresas. También creamos en el marco de la pandemia la descentralización a provincias y municipios para que compren alimentos. Con un fondo rotatorio y controlado. Y la descentralización de compras de alimentos a los comedores que lo estamos extendiendo a más de 5.000 comedores. Es decir que el sistema de descentralización ya existe y funciona.

-¿Cuál es la idea de armar un nuevo contrato social como plantea el Presidente para una salida de la crisis y a qué se refiere esto concretamente?

-El contrato social refiere a la relación entre el Estado y la sociedad. Está claro que la Argentina necesita un nuevo contrato social que establezca varias condiciones. Desde el aspecto social debemos lograr que todos los chicos estén en la escuela secundaria y aprendan. Tenemos que urbanizar las villas y asentamientos que es una base clara igual que la escuela secundaria. Hay que transformar el sistema de crédito en especial para el 40% de los que no acceden a un crédito bancario y acceden a un crédito al 200%. Hay que armar un gran sistema de créditos para máquinas y herramientas o insumos para el trabajo. En todas estas líneas se están trabajando. Estas son las bases del nuevo contrato social. Claramente desde el Consejo Económico y Social que impulsó el presidente es la base para sentar a las organizaciones sociales, los empresarios, los sindicatos y definir líneas productivas para adelante. Creo que si nosotros establecemos estos criterios esenciales estamos empezando a generar una sociedad más igualitaria donde todos tengan las mismas oportunidades. El nuevo contrato social es ver cómo interactúa el Estado con los actores sociales y como se crean las bases de un modelo de desarrollo. Estamos ante un gran desafío que es la pos pandemia y habrá que trabajar mucho en esto. La base de un contrato social debe estar sustentado por los sectores productivos que mueven la economía, en el desarrollo local de abajo hacia arriba en las economías regionales, hay que avanzar en un criterio de mejora de infraestructura en los barrios, hay que rearmar el sistema financiero para los sectores más pobres. Eso marca un piso y hay que lograrlo. Esa es la base de un contrato social.

-¿Cómo se logra este contrato social con un empresariado que quedará muy castigado después de la cuarentena?

-No hay un desarrollo posible sin un rol importante del sector privado. Es importante que los sectores productivos apuesten por el desarrollo económico. Hubo ahora un gran apoyo del sector privado que hizo un gran aporte alimentario en esta pandemia. Estoy gratamente sorprendido con las donaciones y el apoyo para la asistencia alimentaria del sector privado. Hay un rol clave de la inversión y en la idea de generar un movimiento económico. El Gobierno ha pagado salarios, dio créditos a tasa cero, apostó a que no caigan las empresas. Creemos firmemente en el sector privado.

-¿Qué le diría al argentino que se cayó en la pobreza, que se encuentra encerrado en cuarentena y que no ve un horizonte claro con esta pandemia?

-Le diría que no se caiga, que se ponga derecho. De pie. Hay mucha gente que la pasa mal, que la cuarentena le cambió la rutina. Sabemos eso. Pero yo les digo no se caigan, le diría seguí adelante. El segundo tema que les digo es que el Estado no los va a abandonar. Y ante todo creo que hay una comprensión de lo que está haciendo el Gobierno en medio de una situación tan complicada. Nosotros rearmamos todo el ministerio para llegar a 11 millones de personas. Entiendo que la angustia de la gente está. Pero hay que ver más allá y entender que esto que se hace es para salvar vidas y evitar situaciones tan dramáticas como las que se viven en otros lugares del mundo. Entiendo bien al que se quedó sin trabajo, al comerciante, al que tiene miedo y le cuesta llevar adelante su empresa hoy. La angustia existe porque ando por todos los barrios hoy, pero la Argentina se reconstruye con Estado y con sector privado. En eso hubo políticas muy claras que llevamos adelante para atender a los que más lo necesitan.

-¿Cree que hay peligro de un desborde social si faltan alimentos o si en los barrios se revelan ante la cuarentena?

-No hay condiciones de desborde social. Todas las organizaciones sociales, aquellas que creen más o menos en el gobierno, le están ponen el cuerpo en los barrios, ayudando, en los comedores. Lo mejor que tiene la Argentina es una gran red social, eso es lo que sostiene a la Argentina hoy, más allá del Estado y el Ministerio de desarrollo social. Hay movimientos sociales, iglesias, voluntarios. Le reitero, no creo que haya peligros de una situación de desborde social porque, por el contrario, hay una gran red social que está poniendo todo y tratando de sostener esto. De mi parte tengo un gran reconocimiento por estos movimientos y voluntarios que más allá del sector ideológico de donde vienen están apoyando.

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