Adriana vive en Salvador Mazza, Salta. A los 15 años le diagnosticaron ciertos padecimientos que le hicieron muy difícil tener un bebé. Por eso se sorprendió cuando se enteró de que esperaba cuatrillizos.
Había perdido dos embarazos, pero no se dio por vencida, y la tercera vez, con mucho esfuerzo y cuidado lo logró. Pero no tuvo un bebé: tuvo cuatro. Si un embarazo múltiple es riesgoso, en las condiciones de salud de Adriana mucho más. Por eso decidió viajar a Buenos Aires para atenderse mejor. En Bolivia, donde se hizo los primeros controles porque queda más cerca de Salvador Maza que Salta, le habían dicho que debía morir uno de sus bebés para que los otros tres se desarrollaran mejor.
“Si tienen que nacer van a nacer los cuatro”, dijo la futura mamá, y se fue a Salta. Como allí se le complicaba conseguir la medicación que necesitaba, porque no tenía documentos, hizo 1500 km con su prominente panza para lograr un mejor cuidado prenatal. “Como tenía el DNI “vencido”me dijeron que necesitaba renovarlo para poder seguir recibiendo la medicación. Necesitaba la partida de nacimiento que demoraba de uno a tres meses. En ese momento y sin pensarlo me fui a la terminal y saqué pasaje a Buenos Aires”, contó la joven.
. Adriana quedó internada en la maternidad Sardá, y su marido, por la cuarentena, no pudo acompañarla. El 7 de mayo, cuando detectaron que dos de los bebés no se estaba desarrollando como se esperaba, le practicaron una cesárea. A las 16.30 nacieron Zoe Fiorela, con 1,265 kg, Jeziel Mauricio, de 990 gramos, Adriel Shamil pesando 1,080 kg y por último Gabriel Ulises con 1,465 kg.
Los cuatrillizos quedaron internados en la sala de neonatología desde entonces, y de a poco van evolucionando y ganando peso. Adriana, después de tanto esfuerzo, ya está recuperada, esperando poder llevarse a sus bebés a casa. Mientras tanto, se aloja en una residencia que tiene la maternidad, especialmente para este tipo de casos. Ulises, el papá, sólo vio a sus hijos por foto, y espera ansioso que se levante la prohibición de circular para poder ir a conocerlos.
“Me aferré mucho a Dios. Espero que pronto podamos salir con salud los cinco”, ansía Adriana. No será fácil criar a los cuatro bebés en su pueblo, pero encuentra la fuerza necesaria para salir adelante, en el milagro de la vida de sus cuatro hijos.
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