El aumento mínimo de mayo hace dudar a los analistas de la posibilidad de una recuperación en «V», es decir, una recuperación tan brusca como lo abrupta que fue la contracción.
Sobre todo teniendo en cuenta que el PBI sigue siendo un cuarto inferior a su nivel de febrero, antes de que el coronavirus golpease de lleno la economía de Reino Unido y del mundo.
En este contexto, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), órgano de supervisión del presupuesto del gobierno de Boris Johnson, advirtió en un informe el martes que Reino Unido «se encamina a registrar su mayor contracción anual del PBI en 300 años«, de más del 10%.
La ONS señala que con las primeras medidas adoptadas a mediados de mayo para flexibilizar el confinamiento instaurado el 23 de marzo en respuesta a la pandemia de coronavirus, «la producción manufacturera y la construcción de viviendas mostraron signos de recuperación, y algunas empresas volvieron a trabajar».
La construcción se vio particularmente afectada por las restricciones: el sector cayó casi 30% entre marzo y mayo.
En los servicios, la mayor parte de la economía de Reino Unido, «vimos un rebote en la venta al por menor con un récord de ventas en línea», agregó Jonathan Athow, de la ONS, citado en el comunicado.
Los comercios considerados no esenciales reabrieron en junio y los restaurantes, bares y hoteles, cines y museos recibieron luz verde a principios de julio.
Pero no todos ellos reanudaron su actividad, ya que las medidas de distanciamiento obligatorias a veces son un obstáculo a sus perspectivas de rentabilidad.
«Si hay una recuperación económica en V, Reino Unido se encuentra actualmente en la parte inferior de la V», dijo a la agencia AFP Ulas Akincilar, jefe de operaciones de la plataforma de corretaje en línea Infinox, quien señala que la OCDE predice para el país la peor recesión de las economías desarrolladas, con una contracción de más del 11% este año.
Y eso si no hay una segunda ola de la pandemia de Covid-19.
En un intento de sostener la economía y, sobre todo, de evitar la destrucción duradera de millones de puestos de trabajo, el gobierno de Boris Johnson puso en marcha un arsenal de medidas, entre las que se incluyen las ayudas al desempleo parcial, de las que se beneficiaron más de 9,3 millones de empleados, y el anuncio de un «New Deal».
La economía británica se encuentra en una situación especialmente difícil porque el impacto del coronavirus se ve agravado por la amenaza de una ruptura brutal con la Unión Europea.
El tiempo apremia para encontrar un acuerdo posbrexit con Bruselas antes de que finalice el período de transición a finales de diciembre, pero las negociaciones están desde hace semanas en punto muerto.
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