Las autoridades de Fernando de Noronha, una isla tropical frente a las costas de Brasil conocida por ser uno de los destinos turísticos más codiciados, anunciaron que volverán a permitir la entrada a los visitantes, pero con la condición de que todos ellos deben haber tenido coronavirus.
La isla, parte de un archipiélago volcánico que limita el turismo a varios cientos de llegadas por día, cerró sus playas hace cinco meses para detener la propagación de la COVID-19.
Los funcionarios señalaron en una publicación en la cuenta de Instagram de la isla que comenzaría a reabrir en fases a partir de este martes 1 de septiembre, con estrictos controles sanitarios para “garantizar la protección de todos”.
“En la primera fase, solo se permitirá desembarcar a turistas que hayan tenido COVID-19”, afirmaron en un comunicado. En este sentido, los visitantes deberán presentar un resultado positivo de la prueba del virus junto con el pago del impuesto por conservación ambiental de Fernando de Noronha.
“Estamos reabriendo responsablemente, con precaución y sin prisa”, indicó el administrador del archipiélago, Guilherme Rocha, en una conferencia de prensa. “La prisa es el enemigo de la vida… No podemos hacer todo a la vez”, agregó.
Conocido por sus playas salvajes y sin desarrollos, sus paisajes impresionantes y su reserva marina nacional, Fernando de Noronha alberga a poco más de 3.000 residentes permanentes, aunque sus hoteles boutique suelen estar repletos de personas del jet set de Brasil y del extranjero.
El Tribuno