La Legislatura de Tucumán legalizó las «picadas» de autos y de motos, hasta ahora clandestinas, luego de años de combate infructuoso por parte de la Policía provincial, tras lo cual se generó una polémica con la intendencia de la capital provincial que rechaza la iniciativa.
Las picadas se convirtieron en una práctica peligrosa en los últimos años porque se desarrollaba de madrugada en avenidas de la localidad de Yerba Buena, en calles asfaltadas de buen ancho o en el deteriorado ex autódromo del parque 9 de Julio, sin ninguna clase de control y frecuentemente producían accidentes entre los vehículos participantes o con particulares.
Las llamadas pruebas de aceleración fueron habilitadas por una ley sancionada por unanimidad, que está en consideración del Poder Ejecutivo para su promulgación. El argumento central de la nueva norma es que a partir de ahora el Estado, aseguran, ejercerá el control de estas prácticas para que sean seguras y con un reglamento de participación. La organización de las picadas quedaría bajo la órbita de la Secretaría de Deportes en coordinación con los municipios que quieran adherirse a la medida.
La norma alcanza a las competencias de «picadas», cuarto de milla o similares, lo que esperan potenciará la seguridad vial y fomentará el turismo de los fanáticos «tuercas«, según el promotor de la iniciativa, el legislador oficialista José Gutiérrez.
Sin embargo, no se sabe dónde se concretarán las pruebas, ya que Tucumán carece de un autódromo oficial, ante el desuso del existente en el parque y la cerrada negativa del intendente capitalino, Domingo Amaya, para que se lo rehabilite por el negativo impacto ambiental de su utilización. «La capital no necesita ningún autódromo. El Gobierno provincial debe decidir si hace falta en algún otro lugar, lejos de lo urbano«, advirtió Amaya.
El intendente también señaló que «la contaminación de las competencias motoras afecta la flora y la fauna» de la ciudad. Amaya admitió que la ciudad tiene la mitad de superficie verde que la cifra calculada por las Naciones Unidas para la cantidad de habitantes.
El gobernador José Alperovich, quien buscará su tercera reelección en los comicios de agosto, tomó distancia de la iniciativa. El mandatario señaló que «las picadas son un peligro, pueden provocar accidentes y debe haber controles«.
Fuente: Infobae