El Congreso de Estados Unidos comenzó el debate sobre el juicio político a Donald Trump

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El Congreso de Estados Unidos inició este miércoles los debates sobre la apertura de un nuevo juicio político al presidente Donald Trump, señalado de haber alentado el asalto al Capitolio en Washington que dejó cinco muertos.

Se espera que la Cámara de Representantes vote la acusación formal alrededor de las 20 horas GMT. Su resultado no está en duda, ya que los demócratas tienen mayoría en la Cámara baja.

La aprobación de la acusación marcaría la apertura formal del proceso de juicio político contra el 45° presidente estadounidense, que se convertirá en el primero en la historia del país en ser procesado dos veces en el Congreso.

En sus primeras declaraciones a la prensa después de la convulsión de la semana pasada, Trump dijo que un nuevo impeachment en su contra sería “absolutamente ridículo” y afirmó que despertará “una inmensa ira” en todo el país.

La Cámara de Representantes lo acusó por primera vez en diciembre de 2019 por presionar al presidente ucraniano Volodimir Zelensky para que investigara por presunta corrupción a Hunter Biden, hijo del presidente electo. Trump fue finalmente absuelto en febrero de 2020 por el Senado, donde el Partido Republicano tenía mayoría.

Si el juicio comenzara antes del 20 de enero, cuando asume Biden, la Constitución permitiría que se resolviera muchos meses después de la salida de Trump de la Casa Blanca. Y el resultado no sería puramente simbólico.

Las distintas etapas del proceso

El juicio político se inicia siempre en la Cámara de Representantes, que actúa como fiscal. Una vez que se presentan los cargos, que pueden ser muchos, el cuerpo vota si decide avanzar con el juicio o no. En este caso, hay una sola acusación: “incitación a la insurrección”. Basta una mayoría simple de los congresistas para que se apruebe el impeachment y eso es lo que va a tratar conseguir Nancy Pelosi este miércoles. Le sobran los números, así que no debería tener contratiempos.

El paso siguiente es elegir a los managers, los representantes de la cámara baja encargados de informar los argumentos por los que resolvieron abrir el proceso de juicio político ante el Senado, que cumple la función de juez y jurado. El problema es que en esta instancia el proceso suele demorar varias semanas, porque es como cualquier juicio.

Las partes tienen derecho a defenderse, a llamar a testigos y a dar alegatos a favor de la condena o de la absolución. Lo habitual es que haya un tiempo de deliberación a puertas cerradas, al cabo del cual se realiza la votación en el pleno de la cámara. Para una condena y la posterior destitución del presidente necesita una mayoría calificada, de 60 de los 100 senadores.

Si aunque el Senado empezara a deliberar el jueves sería difícil llegar a una sentencia antes del 20 de enero, el problema se ve agravado porque el cuerpo está en receso hasta el 19 de enero. Eso significa que empezaría a deliberar el mismo día de la asunción de Biden. Hasta ese momento, la mayoría va a seguir en poder del Partido Republicano y el presidente de la cámara va a seguir siendo Pence, así que no hay razones para pensar que van a modificar el receso. Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata, podría pedir que se vuelva a sesionar alegando circunstancias de emergencia, pero para adelantar esa fecha necesitaría el acuerdo de los 100 senadores, algo imposible.

No obstante, los demócratas saben que no llegar a una sentencia antes del cambio de gobierno no significa la muerte del juicio político. Si bien este debe empezar con el acusado en el cargo, puede concluir una vez que lo haya dejado. La Constitución no lo impide y hay un antecedente.

En 1876, durante la presidencia de Ulysses Grant, la Cámara de Representantes aprobó un impeachment contra William Belknap, secretario de Guerra, el mismo día en que este presentó su renuncia. El Senado lo enjuició meses después, a pesar de los reclamos de sus defensores, que argumentaban que no podía hacerlo porque ya no ocupaba el cargo. Si bien la mayoría votó por condenarlo, no alcanzó el umbral necesario, así que Belknap fue absuelto.

“Una de las motivaciones para abogar por el impeachment es evitar que Trump vuelva a ocupar el cargo”, manifestó Pelosi. Con una condena en contra, el Senado podría luego votar para inhabilitar a Trump a volver a ejercer la función pública, impidiéndole presentarse nuevamente a la presidencia en 2024, como esperan sus seguidores.

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