El papa Francisco calificó este viernes a Irak como “cuna de la civilización”, en la primera jornada de su viaje, esperado desde hace “mucho tiempo”, para animar a su minoría cristiana y profundizar el diálogo con los musulmanes. “Basta de extremismos, facciones e intolerancias”, pidió en su primer discurso en el país.
El pontífice de 84 años, que aterrizó en Bagdad este viernes, es el primer papa en viajar a Irak, un “apreciado huésped”, en palabras de su presidente, Barham Saleh, que lo recibió en su palacio.
Abogó ante las autoridades iraquíes porque “nadie sea considerado como un ciudadano de segunda clase” en un país musulmán, donde los cristianos ya sólo representan el 1% de sus 40 millones de habitantes. “Es indispensable asegurar la participación de todos los grupos políticos, sociales y religiosos, y garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos”, señaló.
Además, llamó a “luchar contra la corrupción” y los abusos de poder. “Hay que construir la justicia, hacer crecer la honestidad, la transparencia y reforzar las instituciones”, manifestó.
También se refirió a la pandemia que afecta al mundo: “Esta crisis del coronavirus es una llamada a repensar nuestro estilo de vida, debemos salir mejores que antes para que construyamos un futuro en base a lo que nos une, no lo que no nos divide”, señaló.
“La coexistencia fraterna entre las religiones necesita del diálogo paciente y sincero. No es una tarea fácil, requiere esfuerzo y compromiso de todos para superar rivalidades y contraposiciones. (…) Debemos crear oportunidades concretas en el ámbito económico y de la educación. Después de una crisis no basta con reconstruir, hay que hacerlo bien. De una crisis no se sale igual que antes, se sale mejores o peores”, enfatizó.
Por último, sostuvo: “Espero que las naciones no retiren la mano a Irak y sigan trabajando con responsabilidad sin interponer intereses políticos ni religiosos”.
El papa Francisco comenzó este viernes su viaje de tres días a Irak, uno de los más difíciles y arriesgados por la pandemia y los últimos misiles lanzados contra bases de las fuerzas de la coalición internacional, pero con la determinada intención de llevar su cercanía a la comunidad cristiana en el país, brutalmente perseguida por los terroristas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).
El vuelo de la compañía Alitalia despegó a las 7:44 hora local (6:44 GMT) del aeropuerto romano de Fiumicino y, tras recorrer 2.947 kilómetros, aterrizó en el aeropuerto de Bagdad a las 14:01 hora local (11:01 GMT).
De la delegación vaticana forman parte, además del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, el prefecto de la congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal argentino Leonardo Sandri, y el cardenal español Miguel Ángel Ayuso, a la cabeza del Pontifico Consejo para el Dialogo religioso, entre otros.
También el cardenal Fernando Filoni, quien fue nuncio en Bagdad desde 2001 a 2006 y que ayudará al Papa después de que el actual embajador, Metja Leskovar, contrajera el coronavirus y haya tenido que guardar cuarentena.
En el vuelo viajaron con el papa 75 periodistas, entre ellos fotógrafos y operadores de cámara. Todos los que acompañan en este viaje al pontífice han sido vacunados para evitar contagios.
A su llegada al aeropuerto de Bagdad, esperó al Papa el primer ministro iraquí, Mustafa al Kazemi, y niños con trajes tradicionales le ofrecieron flores.
Su primer acto oficial fue la reunión con el presidente del país, el kurdo Barham Saleh, y el discurso que pronunció en el palacio presidencial ante las autoridades y miembros del cuerpo diplomático.
En solo tres días, el pontífice irá al sur a Ur de los Caldeos y al norte, a la llanura de Ninive y las ciudades de Mosul y Qaraqosh, destrozadas por ISIS y donde se concentraba la población cristiana que ha quedado reducida a la mitad, además de a Erbil, la capital del Kurdistán, que dio cobijo a los que huían de los yihadistas.
Fuente: Infobae