Después de meses de gestos que adelantaron la decisión, el presidente Alberto Fernández dejará el Grupo de Lima, foro regional alineado con Estados Unidos y duramente crítico de Venezuela. Se trata de una nueva señal de alineamiento con el kirchnerismo duro, un guiño al presidente del régimen populista, Nicolás Maduro, y un nuevo rechazo a la figura del líder opositor Juan Guaidó.
Fuentes oficiales confirmaron a Infobae que el Presidente decidió que el país tome distancia del grupo que brinda respaldo a Guaidó y cuestiona la grave situación política, social y humanitaria que tiene lugar en Venezuela bajo el liderazgo chavista.
La permanencia de la Argentina en ese bloque regional es uno de los ejes de las disputas al interior del Frente de Todos ya que el sector ligado a la vicepresidenta Cristina Kirchner y afín al gobierno de Nicolás Maduro, exigía al primer mandatario que abandonara el foro regional. Liderado en las formas por Brasil y Colombia, además de ser crítico de Maduro, el foro es permeable a la agenda del Departamento de Estado que apuesta al líder opositor venezolano Guaidó.
El kirchnerismo cuestiona las supuestas “posturas extremistas” de Washington al entender de estos sectores promueven una eventual intervención militar en Caracas. Una de las principales impulsoras de la salida de la Argentina del grupo fue Alicia Castro, la ex embajadora en Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez, que enfrenta la política exterior del Gobierno. El año pasado, Castro opinó públicamente: “La Argentina debería retirarse del Grupo de Lima, un grupo subalterno creado con el propósito explícito de debilitar la integración regional de América Latina y el Caribe, desarticular la UNASUR y reunir a los aliados regionales de los Estados Unidos con el objetivo de erosionar al gobierno de Venezuela y procurar un cambio de régimen”.
El Grupo de Lima, del cual el expresidente Mauricio Macri fue un entusiasta promotor, fue un problema para Alberto Fernández desde antes de su asunción, cuando recibió presiones desde distintos sectores para alejarse y para permanecer. Cuando llegó a la Casa Rosada, Alberto Fernández evitó salir y privilegió dar el debate interno en el espacio de gobierno.
El año pasado, el voto de la Argentina en la ONU contra Venezuela desató un complejo debate interno en la coalición de gobierno y el Presidente estuvo a punto de decidir la salida del foro. Finalmente no lo hizo. Hasta hoy.
Tras la salida del Grupo de Lima, se espera que Alberto Fernández privilegie el vínculo con el Grupo Internacional de Contacto para Venezuela, que impulsa principalmente la Unión Europea, y del que la Argentina forma parte desde agosto para “buscar soluciones pacíficas y democráticas a la crisis que viven los venezolanos” junto a Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Panamá, Portugal, España, Suecia, Reino Unido y Uruguay. Unirse a ese conjunto de países representó la intención de mantener una equidistancia con Estados Unidos, que tiene otra hoja de ruta para lograr desplazar al régimen populista.
Mientras tanto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, lleva a cabo delicadas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que es controlado por el Departamento del Tesoro, y cuyos resultados tendrán impacto sobre la Argentina sobre todo en el mediano plazo.