Biden quiere conocer el origen real del virus y puso 90 días de plazo

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El presidente estadounidense, Joe Biden, ordenó ayer a las agencias de inteligencia de los Estados Unidos que le informen en los próximos tres meses sobre si la COVID-19 surgió por primera vez en China de una fuente animal o de un accidente de laboratorio. Las agencias deben «redoblar sus esfuerzos para recopilar y analizar la información que podría acercarnos a una conclusión definitiva, e informarme en 90 días», dijo Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca.

«Como parte de ese informe he solicitado áreas de investigación adicional que puedan ser necesarias, incluidas preguntas específicas para China», señaló el jefe de Estado norteamericano en el mismo reporte de prensa. También encomendó a diferentes laboratorios nacionales que asistan a las agencias con la investigación. «Estados Unidos también seguirá trabajando con socios de ideas afines en todo el mundo para presionar a China para que participe en una investigación internacional completa, transparente y basada en pruebas y para proporcionar acceso a todos los datos y pruebas relevantes», dijo.

La declaración de Biden marca un cambio de rumbo rotundo. En diversas oportunidades la administración demócrata expresó repetidamente su escepticismo por la hipótesis de la fuga de laboratorio. Sin embargo, desde hace semanas esa sospecha comenzó a crecer tras varios reportes científicos.

Por su parte, Xavier Becerra, secretario de Salud y Servicios Humanos de la Casa Blanca, señaló en la reunión anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que una más acabada preparación para la próxima pandemia requería de un estudio más completo de los orígenes de la actual de la COVID-19.

«La fase dos del estudio de los orígenes de coronavirus debe iniciarse con términos de referencia transparentes, basados en la ciencia y que brinden a los expertos internacionales la independencia para evaluar completamente la fuente del virus y los primeros días del brote», subrayó ayer Becerra.

Precisamente, una de las principales críticas que se hace de las investigaciones que realizó la OMS sobre los orígenes de la pandemia radica en la poca transparencia y colaboración que el régimen chino aportó a sus delegados, que viajaron especialmente a Wuhan para conocer en detalle qué pudo haber pasado durante las últimas semanas de 2019.

Desde un comienzo, el régimen conducido por Xi Jinping se mostró molesto por diversas hipótesis que colocaban al Instituto de Virología de Wuhan como el posible epicentro de donde se había filtrado el virus que ya se cobró la vida de millones de personas en todo el mundo. En las últimas semanas diversas voces se han alzado para permitir una mayor investigación sobre ese laboratorio. Entre ellas figura la de Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas y una de las mayores autoridades sanitarias de los Estados Unidos.

Beijing contraatacó y desplegó su maquinaria propagandística para golpear a Fauci. «No, no estoy convencido acerca de eso. Creo que tenemos que continuar investigando qué pasó en China hasta que descubramos con las mejores de nuestras habilidades exactamente qué sucedió», había señalado el sanitarista.

El Tribuno

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