Burlon precisó que previo a la pandemia el turismo estudiantil «representaba el 30% del ingreso de turistas a la ciudad, y eso se traduce en gran cantidad de fuentes de trabajo, tanto de forma directa como indirecta».
Por su parte, el municipio, los prestadores de servicios locales y las empresas de turismo estudiantil trabajan para reforzar los cuidados de los protocolos al máximo, y según aseguró Burlon, «se están proponiendo algunos ajustes para optimizar el esquema de funcionamiento».
De acuerdo a los datos de la Encuesta de Coyuntura Hotelera, que se lleva adelante sin interrupciones desde 2006, en promedio sólo los hoteles estudiantiles emplean un promedio de casi 600 personas por año, de las cuales una buena parte -cerca del 60%- es personal asalariado permanente, y alrededor del 40% es temporario.
De acuerdo a los datos oficiales, «el estrato del turismo de egresados es uno de los más estables durante temporadas altas, medias y bajas, representando el 45% del total de turistas que arriban a la ciudad en la temporada baja y primavera».
Según la misma Encuesta, los hoteles estudiantiles tienen en promedio la tasa de ocupación más alta a lo largo del año, con un 75%, seguido en segundo lugar por los alojamientos de 1 y 2 estrellas, con un 55%, y con el resto de los estratos por debajo del 50%».
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