Mató a su padre a puñaladas como una «ofrenda» a San La Muerte

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Un hombre fue asesinado a puñaladas en el cuello en una casa del Barrio Ejército de los Andes en la localidad bonaerense de Ciudadela, y por el crimen fue detenido su hijo, quien confesó que lo había matado como ofrenda a San La Muerte, informaron este miércoles fuentes policiales.

Los efectivos de la comisaría Sexta de dicha jurisdicción fueron alertados a raíz de un llamado al 911, sobre un hombre que había sido apuñalado en una vivienda ubicada en un monoblock del Barrio Ejército de los Andes, más conocido como Fuerte Apache, y se dirigieron hacia allí.

En el lugar, los policías hallaron a un hombre con una herida en el cuello, identificado como Carlos Alberto Duarte, de 50 años, quien falleció como consecuencia de la gravedad de las lesiones.

Según los testimonios aportados por los vecinos, el hijo de la víctima había amenazado con matarlo en reiteradas oportunidades, y fue sindicado como el autor del crimen.

Los policías procedieron a detener al sospechoso quien, al momento de ser aprehendido, manifestó: «Tengo que matar a mi papá como ofrenda a San La Muerte para estar libre».

Durante el procedimiento, los efectivos incautaron un cuchillo con mango atado con hilo blanco, tipo «tumbero», que presentaba manchas de sangre.

En la causa intervino la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 del Departamento Judicial de San Martin, que dispuso la aprehensión del sospechoso y la realización de pericias y diligencias de rigor.

La declaración realizada por el sospechoso ante la policía no tiene validez para la causa, por lo que deberá ratificar lo que declaró ante la fiscalía.

El culto a San La Muerte

El ritual se extiende desde América central a territorios de Paraguay, del noreste de Argentina, la provincia de Corrientes y, en menor medida, en Misiones, Chaco, Formosa y el sur de Brasil, abarcando en las últimas décadas regiones de Santa Fe y el Gran Buenos Aires. Sus imágenes, que suelen ser talladas en madera y, en ocasiones, en huesos humanos, suelen ser insertadas el la piel con métodos rudimentarios.

La devoción es común entre los delincuentes, quienes le rinden ofrendas luego de cometer ilícitos con éxito.

Fuente: telam

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